La pureza.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mt 5, 8)
Enseñanza:
Para entender a Dios y las cosas de Dios, es decir, las verdades eternas, es necesario ser puros de corazón, puros de pensamiento y de obras, porque los impuros tienen como una costra en sus ojos espirituales y no ven ni entienden las cosas de Dios.
Si queremos entender cada vez mejor las Escrituras, tenemos que ser muy puros. Cuanto más puros seamos, tanto más se nos harán claras y límpidas las Palabras del Evangelio y de toda la Sagrada Escritura, y veremos a Dios en todas las cosas, y todo nos servirá para alabar y dar gracias al Señor, al cual entenderemos cada vez mejor, y seremos felices ya en este mundo.
Pero para ser puros y limpios de corazón, es necesario que cerremos los ojos a la sensualidad, y especialmente a la televisión y al cine, porque a través de estos dos medios de comunicación, entra el mal en nuestras almas.
No podremos guardar la pureza si nos dedicamos a mirar películas en que se exalta la sensualidad.
Recordemos que esto de guardar la pureza es muy importante, ya que la Virgen de Fátima ha dicho que los pecados que llevan más almas al Infierno son los pecados de la carne. Y esto lo sabe muy bien el Maligno, que hace de todo por inundar el mundo de impureza.