Por los enfermos.
Jesús Misericordiosísimo hoy quiero pedirte especialmente por los enfermos, porque muchas veces me olvido de que yo estoy bien y hay muchos hermanos míos que sufren mucho, en el cuerpo o en el alma, y quiero, a partir de hoy, ser más misericordioso con ellos, visitándolos o al menos rezando por ellos, por su pronta recuperación y alivio, y también por sus familiares y quienes los cuidan, para que tengan paciencia y amor, y se encienda en ellos la luz de la esperanza.
Jesús mío, ayúdame a recordar cada día a todas las personas que, mientras que yo me divierto y estoy sano, ellas sufren en hospitales, sanatorios, clínicas y casas particulares, acongojadas por la enfermedad y desalentadas y abatidas. Que yo jamás me olvide de ellas y que cada noche eleve una oración por ellas y mande un ángel a confortarlas, como Tú también tuviste tu ángel que te dio fuerzas en el Huerto de los Olivos.
Jesús Misericordioso, enséñame a ser yo también misericordioso especialmente con los que están enfermos, porque son tus predilectos, ya que con su enfermedad ayudan a redimir al género humano.
Y cuando yo caiga enfermo, acuérdate de la misericordia que practiqué para con los enfermitos, y derrama sobre mí el consuelo y la paz en mis dolencias, para que no me rebele a tu voluntad y pueda llevar los achaques de mi enfermedad con valor y coraje, sabiendo que Tú me amas infinitamente, como amabas a Lázaro, y que si permites que esté enfermo e incluso que muera, es por un bien para mí y para todos, que si no lo comprendo en este mundo, sí lo entenderé en el más allá.
¡Bendito seas Jesús, confío en Ti!