María Madre Misericordiosa
Nos hace buenos.
Así como el contacto y la convivencia de un hijo con su madre bondadosa, hace bueno también al hijo; así también nuestro contacto con María Santísima, nuestra Madre del Cielo, nos debe hacer cada vez más buenos, porque Ella es Buena.
Así como dice el dicho popular: “De tal palo, tal astilla”, así también se debería poder decir de nosotros que somos buenos como la Virgen, nuestra Madre. Porque si somos muy diferentes de María, entonces es que no estamos muy en contacto con Ella ni nos alimentamos a su pecho.
La Virgen nos quiere hacer tiernos y buenos, si bien también varoniles y valientes. Pero necesita de nosotros, que dediquemos un tiempo en el día a rezar más, porque no podemos tomar las mismas cualidades de la Virgen, si no convivimos con Ella. Y la manera de estar en contacto con María, es rezando el Rosario y, en definitiva, orando e invocándola.
Si somos tan diferentes de María, es porque algo no estamos haciendo bien.
Imitemos a la Virgen en su amor y misericordia, para que el mundo sea menos tierra de exilio, y más acogedor con los hermanos que sufren.