Día 17.- SEMBRAR OBRAS DE BIEN
El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: Toda la ley divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo. Sin estos dos amores es imposible agradar al Señor, es imposible entrar en el Cielo. Pocos comprenden bien en qué consiste el amor al prójimo. Si crees que amar al prójimo basta con no odiarlo, no hacerle mal, sólo crees a medias. No, esto será de buenos hombres, pero no de buenos cristianos. El amor es operativo y debe manifestarse haciendo aquello que queremos y deseamos se nos haga a nosotros.
La prueba generosa de este amor viene dada por el ejercicio de las obras de misericordia. Jesús tiene como hecho a sí mismo todo lo que se hace a los pobres en su nombre. Y cuando alguna persona está enferma, sufre o es necesitada, busca una media hora para visitarla, para darle una palabra de ánimo, para ayudarla en lo que puedes.