¡El Sagrado Corazón de Jesús se hace Pan por todos en la eucaristía para nuestro alimento! Es el sol de la tierra. En la Eucaristía no eres tú el que rezas, es Jesús quien reza por ti, te fortalece, te abraza junto a su Corazón. Jesús nos había amado tanto, que eligió quedarse muy cerca nuestro, a nuestro alcance para poderlo tocar y comerlo. Este quedarse de Jesús con nosotros expresa el grandioso cariño que nos tiene y para que se cumpla siempre su palabra que dice: “Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré”. Por eso recurrimos a El y lo adoramos en la Eucaristía.