Del santo Evangelio según san Lucas 11, 42-46
En aquel tiempo Jesús dijo: ¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!» Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!» Pero ÉL dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! Porque creo, espero y te amo, te suplico humildemente ilumines mi oración. Mi corazón es duro para juzgar. No pierde oportunidad para condenar en vez de buscar el bien. Como fruto de esta oración te pido cambiar esta actitud farisaica.
Petición
Señor, dame un corazón sencillo, sincero, autentico y coherente con mi fe.
Meditación del Papa
Podemos acoger con fe las advertencias que Jesús dirige a nuestra conciencia, para asumir un comportamiento acorde con ellas. En el pasaje de hoy, amonesta a los escribas y fariseos, que en la comunidad desempeñaban el papel de maestros, porque su conducta estaba abiertamente en contraste con la enseñanza que proponían a los demás con rigor. Jesús subraya que ellos "dicen, pero no hacen"; más aún, "lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar". Es necesario acoger la buena doctrina, pero se corre el riesgo de desmentirla con una conducta incoherente. Por esto Jesús dice: "Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen". La actitud de Jesús es exactamente la opuesta: él es el primero en practicar el mandamiento del amor, que enseña a todos, y puede decir que es un peso ligero y suave precisamente porque nos ayuda a llevarlo juntamente con él. Benedicto XVI, 30 de octubre de 2011.
Reflexión
El Papa Juan Pablo II dedicó una meditación mariana a proponer esta virtud que el Evangelio de hoy nos presenta. "Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios" (Si 3, 17-18). Esta expresión bíblica va contra corriente frente a la mentalidad que frecuentemente encontramos hoy en día: sobresalir a toda costa, abrirse camino incluso con astucia y sin escrúpulos, buscar los primeros puestos, la fama, los aplausos, los honores...
Las palabras de Cristo son una invitación a mirar las cosas desde la perspectiva de la eternidad, porque "todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Lc 14, 11). Esta dura reprensión a los fariseos toma su fuerza en el ejemplo que el mismo Cristo da con su vida: siendo Dios, pasó la mayor parte de su vida oculto en Nazaret, sin mayor pretensión que dar gloria al Padre cumpliendo su sencillo deber de cada día.
Es una invitación que exige fe y sacrificio. El camino de la humildad no es fácil, pero llena el corazón de paz y permite avanzar por la vida con la seguridad de tener a Dios a nuestro lado. Que el ejemplo del Maestro y de la Virgen María, que se declaró siempre la esclava del Señor, nos ayuden a vivir en la humildad, virtud que tanto agrada y complace a Dios.
Propósito
Vivir de cara a Dios no cayendo en ningún acto de deshonestidad, por insignificante que pueda parecer.
Diálogo con Cristo
Jesús, cuántas veces juzgo y condeno, dizque buscando el bien. Señalar es fácil, mientras que iluminar la conciencia de los demás sólo puede nacer del amor a Dios y a los demás. Por intercesión de María, te ofrezco que ante el mal, ayudaré a resolverlo con la oración y las acciones que pueda hacer. Amarte auténticamente es la única manera en que puedo amar también a los demás, con total desinterés y donación.
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