Quince minutos con Jesús Misericordioso
La cruz.
Jesús Misericordioso, tú con la cruz nos has redimido, y la cruz es el trono de tu Misericordia. Te pido que por favor yo recuerde esto y no me acobarde cuando se me presenta una cruz en la vida, recordando que por la cruz se llega a la luz, ya que para llegar al domingo de la Resurrección, se debe pasar por el viernes de Pasión. Hoy se quiere vivir a toda costa gozando de todo, incluso lo ilícito, y se huye de la cruz como de algo terrible y pavoroso. ¿Pero los santos obraban así? ¿No buscaban más bien cruces con las que ayudar a redimir a sus hermanos y como penitencia por sus pecados pasados? ¡Qué lejos estamos, Señor, de los Santos! Por eso te pido, Jesús Misericordioso, que no sea cobarde ante el sufrimiento y que lleve valientemente mi cruz de todos los días, junto a Ti que eres mi Cireneo y que vas conmigo en todo momento, y especialmente estás a mi lado en los momentos más difíciles y dolorosos. Señor, ¡que confiemos en Ti, en tu Bondad infinita, que sabe dar la cruz que cada uno necesita para ganarse el Cielo! Te amo, Jesús mío. Dame fuerzas para cumplir mi parte en la Redención.
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