Nuestras abejas sagradas
Las abejas nativas son parte de la biodiversidad de México. Sus ciclos de vida han sido entendidos y manipulados desde tiempos prehispánicos por los pueblos mesoamericanos. En ese sentido son parte de la riqueza cultural, económica y natural que hay en este país.
Para los mayas, la melipona es una abeja sagrada, cuyo origen precede al nacimiento del hombre y del tiempo. Tienen una energía primordial que hace que tanto su cera como su miel sean distintas a las de otras abejas. Por eso, la forma de tratarlas se ha preservado intacta desde la época prehispánica y a ello se debe que se hayan conservado los conocimientos que hay respecto a ellas y su apicultura. Los mayas crearon un sofisticado sistema de cultivo (equiparable al nacimiento de un ser humano) que se ha transmitido de generación en generación.
Para los mayas la miel de nuestras abejas nativas era un regalo de los dioses y había que venerar cada parte de su proceso natural. Eran tan importantes que se usaban para pagos tributarios y su miel tan especial que, cuando los españoles llegaron, la reconocieron como un tesoro.
La miel que cura todos los males
Los mayas conocían a la abeja melipona como Xunan´Kab, que podría traducirse como “señora abeja”. Aunque esta especie produce poca cantidad de miel comparada con otras especies —pueden tardar ocho meses a un año para generar apenas milímetros de su colmena—, su miel contiene más proteínas que las demás y un sabor particular, además de que tiene propiedades medicinales.
De acuerdo a la medicina maya tradicional, las propiedades curativas de la miel melipona son cuantiosas. Se usa para hacer brebajes curativos que pueden ayudar a tratar padecimientos como las cataratas y otras enfermedades oculares, incluidas infecciones; también se utiliza como digestivo, antigripal y hasta para cicatrizar heridas.
Salvemos a las abejas meliponas
En las últimas décadas, las poblaciones de estas abejas habitantes del sur de de México han decrecido de forma alarmante, y su sobrevivencia, en buena parte, ha dependido de iniciativas locales y voluntarios interesados en la sobrevivencia de las abejas meliponas y el tesoro cultural que suponen.
Un ejemplo maravilloso de esto es una iniciativa es el Meliponario Lol-Bé, cooperativa de la familia Pool Coot que tiene, además, un jardín botánico de plantas medicinales. La Vaca Independiente ha trabajado con este muestrario botánico, a cielo abierto, edificado por los apicultores locales cuyos conocimientos ancestrales ayudan a mantener en perfecta condición el hogar de las abejas, plantas y árboles de la zona.
La idea de este admirable proyecto es, entre otras cosas, “rescatar plantas antiguas que ya se habían perdido, como el kaniste, variación del zapote que ya no se encuentra en la localidad” o el bonete, que es la papaya antigua de Yucatán. Así, La Vaca Independiente, a través de su Iniciativa Baktún, apoya y celebra la protección y difusión del mundo maya y su territorio, a través del desarrollo de proyectos sustentables que permitan a los pueblos regenerar, restaurar y conservar toda la riqueza que hay en su territorio como es el Meliponario Lol-Bé.