Es en la noche cuando se comete el mayor número de pecados. Cuando Judas Iscariote salió del Cenáculo para ir a delatar y traicionar al Señor, el evangelista dice “era de noche”, indicando con ello que es en la noche cuando los hijos de las tinieblas hacen sus planes, y cuando los hombres cometen sus mayores pecados.
Por ello también en la noche es cuando se debe rezar y reparar. Aprovechemos si a veces estamos desvelados, o sufrimos algo de insomnio, para poder rezar, llenar esas largas horas de la noche con oración. Porque la oración nocturna evitará muchos pecados nocturnos, y pondrá en las almas gérmenes de buena voluntad y arrepentimiento, para que al día siguiente los hombres comiencen una nueva vida y se conviertan de sus malas acciones.
El Señor, muchas veces en el Evangelio, se retiraba a orar y pasaba la noche entera en oración. Si Él nos quiso dar el ejemplo, entonces quienes podamos, oremos y reparemos especialmente en la noche.
Rezando en la noche lograremos que, cuando Dios mire la tierra, no vea solo pecado, sino también corazones enamorados que oren y reparen tantas maldades.
Con nuestra oración nocturna sembraremos en las almas buenos propósitos para el día siguiente.
A veces, sin saber por qué, nos despertamos en medio de la noche, y nos desvelamos. Quizás es porque el Señor desea que recemos por nuestros hermanos que están en situaciones complicadas y en el pecado. Entonces no nos volvamos a dormir sin antes haber elevado plegarias a Dios.
Recordemos que las oraciones, en especial el Santo Rosario, tiene un efecto mayor que las reacciones atómicas, es decir, que un solo Rosario bien rezado, tiene incalculables influencias en el bien, en nuestras vidas, en las vidas de quienes amamos, y en todos en general.
Así que ya lo sabemos. Cuando estemos desvelados alguna noche, llenémosla de oración, recemos el Rosario o un misterio de él, que el bien es grande, y la reparación es mucha, y Dios nos colmará de bendiciones de todo tipo y bendecirá al mundo por nuestro intermedio.