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General: UNA COSINA QUE OS DIGO
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De: elopolis (Mensaje original) |
Enviado: 08/08/2022 10:04 |
Porque no ponemos alguna fabula y asi sabemos quien nos leé?Ahí va la mia
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento. Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.
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Gracias por compartir
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Porque no poneis alguna vosotras? ahí va otra mia
Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina.
El hombre se dirigió al chino y le pregunto, levemente burlón:
" Disculpe señor? de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?
"Si ", respondió el chino, "cuando el suyo venga a oler sus flores..."
Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener.
Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente.
No juzgues... solamente comprende.. |
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Sigo con otra animo chicas!!
Era una vez una granja en la que convivían muchos animales. En particular, había dos que se consideraban grandes amigos. Se trataba de dos gallos que desde que eran polluelos se llevaban muy bien. Se turnaban para cantar por las mañanas, compartían la tarea de dirigir el corral y su relación era muy cordial.
Sucedió que un día llegó una gallina nueva, tan hermosa y de mirada tan penetrante, que enamoró a los dos gallos a primera vista. Cada día, los gallos intentaban llamar su atención y la colmaban de detalles. Si uno le lanzaba un piropo, el otro le regalaba los mejores granos de maíz del comedero. Si uno cantaba bien, su contrincante en el amor intentaba hacerlo más alto para demostrarle la potencia de su voz.
Lo que empezó como un juego acabó convirtiéndose en una auténtica rivalidad. Los gallos empezaron a insultarse y a ignorarse cuando la gallina estaba cerca de ellos. Su amistad se resintió tanto, que un día decidieron que la única solución era organizar una pelea. Quien se alzara vencedor, tendría el derecho de conquistar a la linda gallinita.
Salieron al jardín y se liaron a empujones y picotazos hasta que uno de ellos ganó la contienda. Muy ufano, se subió al tejado mientras el otro se alejaba llorando de pena y con un ojo morado. En vez de conmoverse por la tristeza de su amigo, el ganador, desde allí arriba, comenzó a cantar y a vociferar a los cuatro vientos que era el más fuerte del corral y que no había rival que pudiera derrotarle. Tanto gritó, que un buitre que andaba por allí oyó todas esas tonterías y, a la velocidad del rayo, se lanzó muy enfadado sobre él, derribándole de un golpe con su ala gigante. El gallo cayó al suelo malherido y con su orgullo por los suelos. Todos en la granja se rieron de él y, a partir de ese día, aprendió a ser más noble y respetuoso con los demás.
Moraleja: si alguna vez salimos triunfadores de alguna situación, debemos ser humildes y modestos. Comportarnos de manera soberbia, creyéndonos mejores que los demás, suele tener malas consecuencias.
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ASI ES AMIGA PROPONER NO CUESTA NADA HACERLAS TANPOCO SOLO QUE AVECES NO HAY TIEMPO} |
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Pongo otra moraleja,animaros
Dos hombres que se consideraban buenos amigos paseaban un día por la montaña. Iban charlando tan animadamente que no se dieron cuenta de que un gran oso se les acercaba. Antes de que pudieran reaccionar, se plantó frente a ellos, a menos de tres metros.
Horrorizado, uno de los hombres corrió al árbol más cercano y, de un brinco, alcanzó una rama bastante resistente por la que trepó a toda velocidad hasta ponerse a salvo. Al otro no le dio tiempo a escapar y se tumbó en el suelo haciéndose el muerto. Era su única opción y, si salía mal, estaba acabado.
El hombre subido al árbol observaba a su amigo quieto como una estatua y no se atrevía a bajar a ayudarle. Confiaba en que tuviera buena suerte y el plan le saliera bien.
El oso se acercó al pobre infeliz que estaba tirado en la hierba y comenzó a olfatearle. Le dio con la pata en un costado y vio que no se movía. Tampoco abría los ojos y su respiración era muy débil. El animal le escudriñó minuciosamente durante un buen rato y al final, desilusionado, pensó que estaba más muerto que vivo y se alejó de allí con aire indiferente.
Cuando el amigo cobarde comprobó que ya no había peligro alguno, bajó del árbol y corrió a abrazar a su amigo.
-¡Amigo, qué susto he pasado! ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algún daño ese oso entrometido? – preguntó sofocado.
El hombre, sudoroso y aun temblando por el miedo que había pasado, le respondió con claridad.
– Por suerte, estoy bien. Y digo por suerte porque he estado a punto de morir a causa de ese oso. Pensé que eras mi amigo, pero en cuanto viste el peligro saliste corriendo a salvarte tú y a mí me abandonaste a mi suerte. A partir de ahora, cada uno irá por su lado, porque yo ya no confío en ti.
Y así fue cómo un susto tan grande sirvió para demostrar que no siempre las amistades son lo que parecen.
Moraleja: La amistad se demuestra en lo bueno y en lo malo. Si alguien a quien consideras tu amigo te abandona en un momento de peligro o en que necesitas ayuda, no confíes demasiado en él porque probablemente, no es un amigo de verdad.
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Ahí va otra fabula
Estaba un día el grande y fiero león, considerado por todos el rey de los animales, dormitando sobre la hierba seca de la sabana. Todo estaba tranquilo y sólo se oía de vez en cuando el canto de algunos pájaros o el gritito agudo de algún mono.
De repente, esa paz se rompió. Un mosquito se acercó al soñoliento león y comenzó a darle la tabarra.
– ¡Eh, tú! Todo el mundo dice que eres el rey de todo esto, pero yo no acabo de creérmelo – dijo el mosquito provocando al gran felino.
– ¿Y para decirme eso te atreves a despertarme? – rugió el león – Si todos me consideran el rey, por algo será ¡Y ahora, vete de aquí!
– ¡No! – repitió el mosquito con chulería – ¡Yo soy mucho más fuerte que tú!
– ¡Te he dicho que no me molestes! – repitió el león empezando a enfadarse seriamente – ¡No digas tonterías!
– ¿Tonterías? ¡Pues ahora verás que soy capaz de vencerte! – chilló el insecto con insolencia.
El león, estupefacto, vio cómo el mosquito comenzaba a zumbar sobre él y a propinarle un picotazo tras otro. El pobre felino se vio sin escapatoria. Intentaba zafarse como podía y se revolvía sobre sí mismo para evitar los pinchazos, pero el mosquito era tan rápido que no le daba opción alguna. Al indefenso león le picaba tanto el cuerpo que se arañó con sus propias garras la cara y el pecho. Finalmente, se rindió.
– ¿Ves? ¡Soy más fuerte que tú! – se jactó el repelente mosquito.
Loco de alegría, empezó a bailar delante del león y a hablarle de manera burlona.
– ¡Ja ja ja! ¡Te he ganado! ¿Qué pensarán los demás cuando sepan que un animalito tan pequeño como yo ha conseguido derrotarte? ¡Ja ja ja!
En uno de sus absurdos giros, tropezó con una tela de araña y, de repente, se hizo el silencio. Cayó en la cuenta de que estaba atrapado sin posibilidad de salvarse y en décimas de segundo se le bajaron los humos. Suspiró y dijo con amargura:
– Vaya, vaya, vaya… He vencido a un animal poderoso, pero al final, otro mucho más insignificante me ha vencido a mí.
Moraleja: no te creas nunca el mejor en todo. Es bueno tener éxitos en la vida y hay que alegrarse por ellos, pero no seas arrogante y pienses que los demás son menos que tú.
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Gracias a las que me leeis,y contestais
Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer, hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que era real por perseguir lo que solo era un reflejo.
Moraleja: Valora lo que tienes y no lo pierdas por envidiar a los demás.
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Os pongo otra fabula
Cuenta la fábula que, hace muchos años, vivía una zorra que un día se sintió muy agobiada.
Se había pasado horas y horas de aquí para allá, intentando cazar algo para poder comer. Desgraciadamente, la jornada no se le había dado demasiado bien. Por mucho que vigiló tras los árboles, merodeó por el campo y escuchó con atención cada ruido que surgía de entre la hierba, no logró olfatear ninguna presa que llevarse a la boca.
Llegó un momento en que estaba harta y sobrepasada por la desesperación. Tenía mucha hambre y una sed tremenda porque además, era un día de bastante calor. Deambuló por todos lados hasta que al fin, la suerte se puso de su lado.
Colgado de una vid, distinguió un racimo de grandes y apetitosas uvas. A la zorra se le hizo la boca agua ¡Qué dulces y jugosas parecían! … Pero había un problema: el racimo estaba tan alto que la única manera de alcanzarlo era dando un gran brinco. Cogió impulso y, apretando las mandíbulas, saltó estirando su cuerpo lo más que pudo.
No hubo suerte ¡Tenía que concentrarse para dar un salto mucho mayor! Se agachó y tensó sus músculos al máximo para volver a intentarlo con más ímpetu, pero fue imposible llegar hasta él. La zorra empezaba a enfadarse ¡Esas uvas maduras tenían que ser suyas!
Por mucho que saltó, de ninguna manera consiguió engancharlas con sus patas ¡Su rabia era enorme! Frustrada, llegó un momento en que comprendió que nada podía hacer. Se trataba de una misión imposible y por allí no había nadie que pudiera echarle una mano. La única opción, era rendirse. Su pelaje se había llenado de polvo y ramitas de tanto caerse al suelo, así que se sacudió bien y se dijo a sí misma:
– ¡Bah! ¡Me da igual! Total… ¿Para qué quiero esas uvas? Seguro que están verdes y duras como piedras! ¡Que se las coma otro!
Y así fue como la orgullosa zorra, con el cuello muy alto y creyéndose muy digna, se alejó en busca de otro lugar donde encontrar alimentos y agua para saciar su sed.
Moraleja: si algo es inalcanzable para ti o no te ves capaz de conseguirlo, no debes culpar a los demás o a las circunstancias. Es bueno reconocer y aceptar que todos tenemos muchas capacidades, pero también limitaciones.
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Enviado: 15/08/2022 11:14 |
Ahí va otra fabula
Un fresco día de verano, una elegante garza real salió de entre los juncos y se fue a pasear
¡Era un día perfecto para dar una vuelta y ver el hermoso paisaje!
Se acercó a la laguna y vio un pez que le llamó la atención. Era una carpa que jugueteaba alegremente entre las aguas.
– ¡Uhmmm! ¡Es una presa grande y sería muy fácil para mí atraparla! – pensó la garza – ¡Pero no!… Ahora no tengo apetito así que cuando me entre hambre, volveré a por ella.
La garza siguió su camino. Se entretuvo charlando con otras aves que se fue encontrando y más tarde se sentó un ratito a descansar. Sin darse cuenta, habían pasado tres horas y de repente, sintió ganas de comer.
– ¡Volveré a por la carpa y me la zamparé de un bocado! – se dijo a sí misma la garza.
Regresó a la laguna pero la carpa ya no estaba ¡Su deliciosa comida había desaparecido y ya no tenía nada que llevarse a la boca!
Cuando se alejaba del lugar, vio unos peces que nadaban tranquilos.
– ¡Puaj! – exclamó con asco la garza – Son simples tencas. Podría atraparlas en un periquete con mi largo pico, pero no me apetecen nada. Me gusta comer cosas exquisitas y no esos pececitos sin sabor y ásperos como un trapo.
Siguió observando la laguna y ante sus ojos apareció un pez pequeñajo y larguirucho con manchas oscuras en el lomo. Era un gobio.
– ¡Qué mala suerte! – se quejó la garza – No me gustan las tencas pero los gobios me gustan menos todavía. Me niego a pescar ese animalucho de aspecto tan asqueroso. Mi delicado paladar se merece algo mucho mejor.
La garza era tan soberbia que ningún pez de los que veía era de su gusto.
Lamentándose, buscó aquí y allá alguno que fuera un bocado delicioso, pero no hubo suerte. Llegó un momento en que tenía tanta hambre que decidió conformarse con la primera cosa comestible que encontrara… Y eso fue un blando y pegajoso gusano.
– ¡Ay, madre mía! – dijo la garza a punto de vomitar – No me queda más remedio que tragarme este bicho horripilante. Pero es que estoy desfallecida y necesito comer lo que sea.
Y así fue cómo la exigente garza de pico fino, tuvo que dejar a un lado su actitud caprichosa y conformarse con un plato más humilde que, aunque no era de su agrado, le alimentó y sació su apetito.
Moraleja: muchas veces queremos tener sólo lo mejor y despreciamos cosas más sencillas pero que pueden ser igual de valiosas
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Las fabulas nos dan ejemplos de muchas cosas
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gracias elia bonitas fabulas
La fabula del
el fuego y el colibrí
colibri. La historia del colibri, cuenta la leyenda que un día hubo una incendio enorme en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.
De pronto, el jaguar vio pasar por sobre su cabeza al colibrí…en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Le extraño sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:
¿Qué haces colibrí?, le pregunto.
Voy al lago – respondió el – tomo agua con el pico y la hecho al fuego para apagar el incendio.
El jaguar sonrió.
¿Estás loco? – le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tu solo?
No – respondió el colibrí – yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi hogar. Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso. Y yo lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.
En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.
Las abuelas indias contaban esta historia a sus nietos concluyendo:
“¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!”
La fabula del colibrí
( Desconozco al Autor )
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Perladelmar:gracias por leelas y muy bonita la tuya
Ya no pongo mas porque veo que entramos muy pocas
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