Si fuera posible comprar el tiempo, seguramente habrían largas colas por adquirirlo.
Quizás Dios sería el primero en querer comprar un minuto de nuestro tiempo para poder hablar con nosotros.
No perdamos los mejores años de nuestra vida.
Gastémoslos en aquello que nos haga más humanos como el hacer felices a los demás o el convivir con la familia.
La vida es corta y existe un mundo grande por conquistar. Ahora, como cada mañana, suena de nuevo el despertador en tu vida, quizás sea el mejor momento para despertar.