HOY SERE FELIZ
Hoy seré feliz, arrancaré de mi espíritu todo pensamiento triste. Me sentiré más alegre que nunca. No me lamentaré de nada.
Hoy agradeceré a Dios la alegría y felicidad que me regala. Trataré de ajustarme a la vida.
Aceptaré al mundo como es y me adaptaré a él. Si sucede algo que me desagrada, no
me mortificaré ni me lamentaré. Agradeceré que haya sucedido porque así se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.
Hoy seré dueño de mis nervios, de mis sentimientos, y de mis impulsos, porque para triunfar tengo que tener el dominio de mí mismo.
Trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión, haré de mi trabajo una diversión, comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría.
Hoy evitaré conversaciones y discusiones desagradables. No pensaré en los fracasos. Si las personas a quien tengo afecto me
desprecian, se las ofreceré al señor. Si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la crítica por el elogio; toda persona
tiene sus defectos y virtudes, así que olvidaré sus defectos y me concentraré en sus virtudes.
Hoy voy a eliminar dos plagas: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma, con paciencia, porque la prisa es el enemigo
de una vida feliz y triunfante. No permitiré que la prisa me acose ni que la paciencia me abrume.
Hoy tendré confianza en mí mismo. Hoy le haré frente a todos los problemas con decisión y valentía y no dejaré ninguno para mañana
. Compararé mi vida con la de otros que sufren más. Trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve a sí mismo.
El destino pertenece a los que luchan. Si algo se me queda sin hacer, no me desesperaré; lo haré mañana. No pensaré en el pasado, no
guardaré rencor a nadie. Asumiré mis responsabilidades, y no echaré a otras personas la culpa de mis problemas.
Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia. Haré el bien a alguien. ¿A quién? Quizás a mí mismo.
Trataré de pagar el mal con el bien, y al llegar la noche, comprobaré que Dios me premió con un día de felicidad.
Y mañana... Haré otro día como el de hoy.