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General: El mar y el amor
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 17/02/2024 04:30 |
El mar y el amor
Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla
No sé por qué cuando estoy ante el mar, pienso en el amor. Y cuando vivo el amor pienso en el mar.
Hay algo que los identifica en su naturaleza intrínseca, en su fuerza vital, en el íntimo secreto de sus profundos abismos.
Y si no, miren esas olas que se levantan imponentes, altivas, avasalladoras, que llegan recorriendo un largo camino donde el viento, en vez de destruirlas, les ha dado mayor volumen, mayor impulso. Y van temerarias y sublimes arrasando todo lo que encuentran a su paso…hasta llegar al fin de su destino. Y allí son suaves, arrullantes, tibias, como un abrazo acariciador convertido en espuma. Como un beso que llevara la sal de cada capa, el sabor personal, íntimo, de cada boca y la humedad de los labios que como la arena han quedado allí para recibir y absorber.
Miren, sino, esos remolinos internos y esas ráfagas externas que forman en el mar las resacas que depositan en la orilla todo lo que afeaba sus aguas: basuras, troncos, desperdicios, gajos. Descargan todo eso en lugares olvidados, como para defender la transparencia de sus aguas y el reflejo de su cielo… de la contaminación de todo lo vulgar y despreciable.
Como el amor, cuando va guardando en lo más recóndito pequeños resentimientos, detalles que parecen insignificantes, amarguras sin gran magnitud… hasta que llega algo como ráfaga de viento, que descorre el velo. Y el alma lanza un quejido, llora, se desahoga. Y van apareciendo remolinos de sentimientos, espirales con emociones y verdades que nos devuelven al alma querida, nos limpian el corazón y contrarrestan el veneno de tanta actualidad y de una vida tan moderna.
Como en el mar, se hace del amor una roca para morir siempre allí.
Como en el mar, se hace un murmullo constante para poder cantar siempre.
Y como en el mar, se hace a veces una corriente para que el amor fluya de un alma a otra.
O se queda todo apacible, para que cuando llegue la noche las estrellas se dibujen, se graben, igual que se prenden los besos en el alma de l os hombres. Por eso, la vida del que ama parece que resplandece.
En el mar y en el amor a veces nos asomamos, y todo es turbio, impenetrable; y a veces todo es cristalino, limpio, se divisan cosas nuevas, distintas, excitantes.
En el amor como en el mar, se encierran muchos misterios… Las lágrimas de amor saben a mar y el mar en la boca sabe a lágrimas.
El mar no cabe en una medida, el amor no cabe en un concepto. Al mar no podemos abarcarlo por completo… al amor tampoco.
Al mar, cuando retrocede, no hay ley humana que lo haga regresar. Al amor, cuando muere, no hay razón inteligente que lo haga renacer.
El mar, cuando se crece, es inflexible… y nos sentimos pequeños, impotentes. El amor, cuando se desborda, es imperioso, y nos sentimos débiles, subyugados.
Mira el mar cuando en la sombra de la noche quieren dividir sus aguas en dos. Es una herida fosforescente. Sus luces y sus rayos nos ciegan…
Mira el amor cuando quieren cortarlo de raíz y atentar contra él. Es una herida con sangre de todos los tonos, rayos de todos los matices… y nos impone respeto.
A veces el mar ruge. A veces al amor es un trueno.
A veces el mar es dúctil, blando, fresco. A veces el amor es tierno, acariciador, suavizante.
Nadie teje una red tan sutil como el mar, para envolver el cuerpo y ensimismar el alma. Nadie teje una red tan sutil como el amor, para atrapar el alma y cercar el cuerpo.
Nadie golpea tanto a la tierra para penetrar, como el mar. Y nadie golpea tanto el cielo para entrar en él, como el amor.
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