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General: Docenario Guadalupano
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 12/11/2024 02:38 |
Padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Agradezcamos esta inmensa oportunidad de ponernos al corriente en la santidad que Dios quiere de cada uno de nosotros… Este mes de todos los Santos nos impulsa a meditar sobre la santidad de Dios, de nuestra madre, de quienes ya están en la gloria y de la santidad que Dios quiere que vivamos cada uno de nosotros. Hagamos el esfuerzo de conocer y aprender de nuestros hermanos Santos que nos dejaron el ejemplo de cómo amar y servir al Padre en el seguimiento de Cristo y en la aceptación del Espíritu Santo en nuestra propia vida. Nuestra madre nos acompañará en la búsqueda y realización de nuestra santidad…
Pidamos especialmente a los santos y santas de nuestro país que nos ayuden a vislumbrar cuál ha de ser nuestro aporte ante las adversidades y dificultades que vivimos en nuestro país y más ahora con el Señor Trump al frente del país más colonizador del mundo en toda la historia… ¡Oremos en serio!Que Cristo Rey nos ayude a que en nuestro país haya más justicia y solidaridad, y que los que nos decimos seguidores de Jesús, lo seamos en verdad. Pidámosle a nuestra Guadalupana que nos enseñe a amar, a seguir y servir a Cristo, nuestro Rey, como hizo, entre muchos, el padre Miguel Agustín Pro, jesuita, a quien celebraremos el 23 de este mes, fecha de su fusilamiento en la ciudad de México.
En este México actual, de sobra sabemos lo que es el pecado y su poder en la vida pública; sabemos también que no estamos al nivel de vida santa que Dios nos pide como pueblo, como familia Suya. Oremos Al rey de reyes y a la reina de reinas para que nos ayuden a vivir nuestra vida santamente y podamos terminarla en Sus brazos como lo han hecho nuestras santas y santos.
Primera consideración.— Dios es el Todo-Santo y nos llama a todos a la santidad. Jaculatoria apropiada: Virgen de Guadalupe, madre Santa y reina nuestra; ayúdanos a vivir santamente…
En nuestra vida hemos oído y proclamado que Dios es Santo, que su vida interior es de una finura sin igual entre Las Tres Divinas Personas; que en ellas no hay nada que desdiga de lo que son y de lo que hacen hacia fuera de su misterio eterno y magnífico. En la misa, siempre, proclamamos el Santo, Santo, Santo, porque sabemos que en verdad son Santas las Divinas Personas. Los cantos de los profetas, los salmos y el Apocalipsis están llenos de cánticos dirigidos Al Todo Santo. Quedémonos diciendo en silencio y con amor: Santo, Santo, Santo mientras llegamos a la gloria, nuestro destino final, que compartiremos con los Ángeles y los Santos…
Segunda consideración: Segunda consideración: María ha vivido la santidad más plena que podamos concebir durante su estancia en esta tierra.
Nuestra madre santa es la persona que más cercana ha estado a Dios. Desde su concepción inmaculada Dios estuvo junto a ella y la conservó sin mancha de pecado; es la Toda-Santa. Y en toda su vida se conservó cercana a Dios Trinidad: en el anuncio del Ángel y Encarnación de Jesús, en su nacimiento y en la presentación en el templo de Jerusalén… y toda la vida, siempre junto a Él, siempre dispuesta a atenderlo hasta la horrible muerte de cruz. Por eso la veneramos como la más santa, la más perfecta del género humano. Gloria y honor para ella por siempre. Pongámonos bajo s amparo y protección porque nos llevará a Jesús y nos acompañará hasta en la gloria…
Tercera consideración: Los santos y santas han intervenido en favor de sus respectivos países, especialmente en lo que se refiere a la misericordia.
Para bien de la humanidad y gloria de la Iglesia nuestros santos y santas han sido promotores de cultura, de acogida del prójimo, de generar buenas relaciones entre todos, de buscar los mejores caminos pacíficos para acercar a todos los hermanos y hermanas a un desarrollo más pleno en su humanidad. Como muestra están los casos preclaros más recientes de San Alberto Hurtado en Chile, de la Madre Teresa de Calcuta, de San Pedro Claver, promotor de los negros en Colombia, San Juan Diego y otras personas no canonizadas como Sor Juana Inés de la Cruz… Demos gracias por tantísimos testigos de cómo se vive el amor misericordioso…
Cuarta consideración: María de Guadalupe y su presencia santificante y vivificadora en la vida e historia de nuestro país.
Durante años hemos estado meditando desde este docenario mensual Guadalupano sobre la presencia radiante de Nuestra Madre del Tepeyac y cómo ha influido para que muchísimas personas, instituciones e Institutos religiosos, inspirados por ella, hayan llegado a los altares, han hecho presencia del amor misericordioso de Dios inspirados en el Acontecimiento Guadalupano. Le estamos encarecidamente agradecidos y le pedimos que siga suscitando tantos hermanos comprometidos en el futuro como lo ha hecho hasta ahora. Confiamos que así será…
Quinta consideración: Nuestra responsabilidad actual en favor de nuestro país incluye que vivamos santamente, misericordiosamente, hasta que seamos glorificados con Dios y María. Para ser dignos hijos e hijas de Santa María y hermanos de Jesús nos hemos de lanzar, de comprometer en una vida entregada al bien de los demás, de quienes están más cautivos de las ideologías de este mundo o de las satisfacciones sensuales que ofrece el mundo, pero también de los más pobres y oprimidos en nuestras tierras y ciudades. México no va por buen camino porque no somos santos, porque vivimos acobardados, porque no hemos puesto todo lo que está de nuestra parte como nos lo han pedido nuestra madre y Dios mismo. Es hora de creer pero también de realizar las obras necesarias para que nuestro país tenga vida, la vida de abundancia que Jesús ha traído a esta tierra. Con las últimas frases del Apocalipsis vamos a decirle a Jesús: “Sí, ven Señor Jesús”, Tú eres nuestra paz y nuestro Rey. Bendito seas, tú, señor, nuestro camino, verdad y vida. Y Él nos dice: “Sí, vengo pronto…”
Citas de la Biblia.- 1Cor,3, 9-17 1Pe 2,5 Jn 10,7-18 y 17,13,26 Apoc 12,10-12 y 22,20.
Releamos el párrafo y demos gracias por participar ya, de la comunión de los santos… Testimoniemos con alegría que queremos vivir como Santa María de Guadalupe.
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