amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en
el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la
"frontera" alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado
"corredor de la muerte", atravesarlo corriendo y saltar por
el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban
arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto,
y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado
por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido
en el suelo en la "tierra de nadie", durante cincuenta angustiosos minutos,
moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado
no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos
fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves
heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo
la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos
lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando
a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.
Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen,
como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna
en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía,
con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.
Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la
"tierra de nadie", tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados
50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo
para cualquier otro que pensase huir.
(Aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo
cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera
entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron
en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).
Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron,
los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente
"¡asesinos, asesinos!".
En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones
los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron
claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del
Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta,
decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno
auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en
circunstancias similares.
Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
TIENE CASI VEINTE AÑOS y ya está
cansado de soñar;
pero TRAS LA FRONTERA está su hogar,
su mundo y SU CIUDAD.
Piensa que la ALAMBRADA sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su PRISIÓN
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge MI LAMENTO Y MI PESAR,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y SABRÉ LO QUE ES AL FIN LA LIBERTAD.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que NO ESCUCHÓ
LA VOZ QUE LE LLAMÓ.
Y TENDIDO EN EL SUELO SE QUEDÓ,
SONRIENDO Y SIN HABLAR;
SOBRE SU PECHO, FLORES CARMÉSÍ
BROTABAN SIN CESAR.
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge
una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo,
y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana.
En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento.
Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados,
y admitieron haber disparado contra Peter Fechter.
Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel.
En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil,
ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte
en cualquier caso.
Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó
on huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro,
el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años...
De la Red
Con Mucho Cariño