Me inclino ante el recuerdo, ante el recuerdo de cada ser humano. Y no
oculto la aversión que siento ante todos los que se toman la libertad de
intervenir quirúrgicamente en los recuerdos, hasta que se parezcan a los
recuerdos de los demás.
Lo que más aprecio en un verdadero escritor es aquello que omite por
orgullo.
Ser mejor sólo quiere decir: llegar a conocer mejor. Sin embargo, debe ser
un conocimiento que no nos dé tregua, que nos acose siempre. Es mortal un
conocimiento que nos vaya aplacando.
Todo lo que ha ocurrido teme a su palabra.
Uno no sabe nunca lo que resulta si las cosas cambian de repente; ¿pero sabe
uno lo que resulta si no cambian?
¡Y si algún día se llegara a comprobar que nosotros -los eternos penitentes
del futuro- hemos vivido en el mejor de los tiempos posibles!
Por ninguna parte veo un dios de la vida, veo sólo ciegos que adornan sus
crímenes con dios.
Nadie conoce toda la amargura de lo que aguarda en el futuro. Y si de pronto
apareciera como en un sueño, la negaríamos apartando los ojos de ella. A esto
le llamamos esperanza.