Pensar en positivo
Según los psicoterapeutas el inconsciente hace caso al más fuerte de los pensamientos, por lo que hay que autoconvencerse con afirmaciones positivas.
Risoterapia
No por repetirlo es menos cierto: reír es uno de los actos más beneficiosos para la salud, tanto física como psíquica. Con la risa se consumen bastantes calorías, se activa el proceso respiratorio y se logran beneficios relajantes. En algunos sitios, incluso, hay ‘talleres de la risa’, en los que se enseña a reír y a descargar tensiones, miedos y frustraciones. Y, además de quitarle hierro a los problemas cotidianos, también se pasa un rato muy entretenido.
Siempre con sentido del humor
Encarar la vida con alegría, optimismo y sentido del humor ayuda a tener una actitud más vital, y a afrontar los problemas y sinsabores de la vida con una mejor disposición y, por lo tanto, a ser más felices. Si no es así, hay que ponerse activamente a buscar y desarrollar nuevas relaciones. Las vías pueden ser muchas, desde retomar las viejas amistades y relaciones familiares mediante llamadas y reuniones, hasta conocer a nuevos amigos. Para ello, es conveniente reactivar la vida social con diversiones como: viajes, cursos, tertulias, presentaciones, exposiciones... y un sinfín de eventos que se organizan en los municipios y centros sociales de toda España.
Escuchar el reloj interno
El cuerpo se rige por ritmos propios que marcan un ciclo de 24 horas. El cerebro se encuentra en el momento álgido a media mañana y a media tarde, así que hay que realizar las tareas de carácter intelectual a esas horas. Físicamente, el cuerpo se siente más fuerte sobre las 4 de la tarde, cuando la temperatura corporal está al máximo. Aunque los mejores resultados deportivos se logran a última hora de la tarde. Entre las 3 y las 5 de la madrugada desciende considerablemente la tensión arterial.
Adiós depresión
En épocas en las que la moral está a la baja y antes de hundirse en el abismo de la depresión, es recomendable analizar las causas de esta actitud. Es bueno hablar y desahogarse con personas de confianza o con un especialista si fuera necesario. Sin temor ni pudor, porque la depresión es la enfermedad del nuevo siglo. Dormir lo necesario y regularmente ayuda mucho, aunque no hay que recurrir a tranquilizantes ni somníferos sin receta médica. Tampoco hay que encerrarse en casa ni autocompadecerse.