Esta noche
Me gustas por tu cuerpo en abandono, por tu mente de lógicos rumores, por la fe de tus sueños, por tu interioridad que me habla a voces. Van vestidos tus ojos de alegría, pero saben del llanto a medianoche, cuando la soledad, sobre tu lecho, los manipula insomnes. No es hoy el caso. Tu desnudo es llama que dispersa las sombras, y me acoge con la hospitalidad y el alborozo que las normas eróticas disponen. Esta noche el invierno duerme fuera, a la luz de los pálidos faroles de la calle desierta, y al cobijo de olmos, pinos y encinas en el monte. A la alcoba entrará la primavera, impregnando de aromas y colores el lecho en que yacemos, e ignoraremos dónde se hallan las rosas, nardos y jazmines que perfuman de abril nuestros amores. Mas olvida fragancia y colorido, y este absurdo viraje de estaciones. Ese es un mundo accidental, opaco, y entre nosotros hay mejor enfoque. Tú y yo en navegación de oscuros mares, sin importarnos ni saber su norte; tú y yo cruzando insólitas praderas, en mágicos galopes; tú y yo en descendimiento o escalada, absorción o inserción, fibra o temblores. Recreamos un mundo, todo nuestro, libre de calendarios y relojes, y dormirás, más tarde, a mi costado, susurrando mi nombre.
|