La tradición de los zapatos rojos data de 1566, de acuerdo con NPR, "cuando San Pío V, un fraile dominico que usaba los hábitos blancos de la orden de los predicadores, decidió cambiar el color de las vestiduras papales del rojo al blanco. El gorro, la capa y los zapatos del Papa son las únicas partes rojas que quedan de la época anterior a 1566".
Históricamente, los zapatos rojos estaban engalanados con una enorme cruz dorada o una hebilla de oro que se usaba para caminar afuera –"excelentes para ser besados", dijo la ABC. El Papa Pablo VI conservó los zapatos rojos pero se deshizo de los besos –y de las hebillas– en los años '60.
Los Papas posteriores han usado zapatos rojos con excepción de Juan Pablo II, quien llevaba calzado café. Benedicto reinstauró la tradición al optar por unos mocasines fabricados por Antonio Arellano, un zapatero de origen peruano radicado en Roma.
Después de su elección, los medios italianos apodaron a Benedicto XVI el "Papa Prada" debido a lo que The Wall Street Journal llamó "la cantidad de marcas de diseñador que flotan alrededor del nuevo pontífice", incluyendo sus elegantes zapatos rojos. (Un funcionario de alto nivel del Vaticano le dijo a The Wall Street Journal que los zapatos no eran Prada, sino un par hecho a la medida por el zapatero personal del Papa).
El Vaticano dijo que Benedicto tendría que dejar de usar el característico color rojo y usaría un par de mocasines marrones de piel, con valor de 200 dólares, creados por Armando Martín Dueñas, un zapatero católico de León, Guanajuato. Desde el anuncio del Vaticano, Dueñas le dijo a NPR que su teléfono "no ha dejado de sonar".