Se encuentran Curro y Manolo, pero éste último llevaba un pingüino de la mano, y Venancio le pregunta: - Oye, Manolo, ¿pero qué haces con ese pingüino? - Pues na, que me lo he encontrao, y no sé qué hacer con él. - Si serás tonto Manolo, ¿por qué no lo has llevao al zoológico? - Hombre, pues qué buena idea. Hoy mismo lo llevo p'al zoológico. Al día siguiente se vuelven a encontrar, pero Manolo sigue con el pingüino, por lo que Venancio, extrañado, le pregunta: - ¿Qué ha pasao contigo Manolo, no habéis dicho que llevarías el pingüino al zoológico? - Hombre pues lo he llevao, y nos hemos divertido tanto que hoy nos vamos p´al circo.
Consuelo, la esposa de Manolo, en la mitad de un servicio religioso, se inclina y le dice al oído al esposo: - Oye Manolo, acabo de tirarme un pedito silencioso... ¿Qué hago?... y Manolo le responde: - Ahora nada mujer, pero después cámbiale las pilas al audífono.
Manolo le muestra a un amigo un reloj que le regalaron: - Mira esto... Mira que reloj me mandó mi primo: da la hora, los minutos, los segundos, la fecha. Tiene alarma, cronómetro, tiene linterna y radio... - ¡Excelente, Manolo, cuántas cosas! - Sí, y mi primo me dijo que hasta me podía bañar con él, pero no encuentro el grifo que tira el agua.
A Manolo lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera alrededor de él. Manolo delirando dice: - Inclínenme, inclínenme. Y la gente lo inclinaba, pero él seguía gritando: - Inclínenme, inclínenme. La gente ya no sabía cómo ponerlo, y el gallego dice: - Si no hay una clínica, hospitalícenme.
|