Saltan de repente, como corchos de champaña, algunas
palabrejas de antiguo uso en forma inesperada y una se da cuenta cuán rápido se
desgastan los términos coloquiales.
Leyendo hoy un comentario culinario del mentado Ruperto de
Nola, se asomó: desguañangado, sinónimo de desarreglado, escuchado con
frecuencia hace unos 65 años atrás. Quizá por ser mañana la celebración del día
de los que se han ido, han llegado agarrados a ellos:
- ¡no te quedes ahí parado como estafermo!
- eso estará listo en un zuácate.
- ¡del año del ñauca!
- o de cuando las culebras andaban con chaleco…
- no seas ñoña.
- habla como cuica (se refería a las bolivianas)
- ¡Siéntese bien, niñita, así se va a poner curcuncha!
- Póngase el paletó.
- No se olvide de pasar el chancho por esta pieza. (Después
fue el chancho eléctrico)
- ¡se ha pasado todo el día repantigado en el sillón!