Aunque las cifras exactas son difíciles de encontrar, los expertos estiman que hay cientos de miles de recuperadores de basura en la región, y en algunos países su número va en aumento. Se les puede ver triando bolsas de basura en las aceras de las ciudades, en los parques públicos, o detrás de los supermercados y edificios de apartamentos. Algunos empujan carros que van llenando con botellas de plástico o latas de aluminio. Muchos de ellos trabajan sobre inmensas montañas de desechos en los vertederos municipales. Hombres, mujeres y niños forman parte de ese mundo. En algunos países, familias enteras escarban la basura y viven en chozas al costado o encima de los vertederos que les ofrecen su única fuente de ingresos.
Los recuperadores de basura no son fenómeno reciente. Martín Medina, investigador del Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, México, quien ha publicado varios estudios sobre basura y reciclaje en los países en vías de desarrollo, argumenta que diversas formas de recuperación de desperdicios se han practicado durante siglos. (Vea enlace al artículo relacionado, “Ocho mitos sobre el reciclaje informal”).
Lo que ha cambiado en los últimos años es la magnitud y visibilidad de estas actividades, gracias a varios factores convergentes. Uno es el crecimiento incesante de las ciudades de la región, muchas de las cuales no tienen sistemas adecuados para la recolección, procesamiento y eliminación de basura. Otra es el aumento en el uso de envases y envoltorios de papel, plástico, vidrio y aluminio en los alimentos y otros productos de consumo, y el crecimiento paralelo de industrias recicladoras de estos materiales. Finalmente, el desempleo a raíz de las recientes crisis económicas ha obligado a mucha gente a dedicarse a la recuperación de basura, ya sea parcial o permanentemente.
No todo informal. No se puede generalizar sobre los recuperadores de basura, porque su comportamiento es dinámico y se da tanto en los sectores formales como en los informales de la economía. Gente indigente escarba la basura en busca de comida o ropa para su propio consumo, por ejemplo. Otros buscan materiales específicamente para el reciclaje, los cuales posteriormente venden a intermediarios. Estos intermediarios a su vez abastecen a compañías del sector formal que procesan estos materiales para convertirlos en productos domésticos o los exportan en cantidad a otros países.
En los países más industrializados de la región, el negocio del reciclaje ha crecido con gran rapidez en los últimos años. A lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, por ejemplo, varias compañías tienen contratos para recolectar, procesar y vender una gran variedad de materiales de desecho generados por las fábricas maquiladoras.
En Brasil, las compañías locales reciclaron el 87 por ciento de los envases de aluminio que se consumieron en el país en 2002, según la Asociación Brasileña de Aluminio (conocida como ABAL). La asociación informó que esto equivalía a 121.100 toneladas de latas de aluminio recicladas, o aproximadamente 9.000 millones de unidades.
ABAL estimó que cerca de 150.000 brasileños se ganaron la vida en 2002 recolectando latas de aluminio. Es imposible estimar qué porcentaje de estas personas tenía trabajos formales con compañías recicladoras, pero se puede suponer que la mayoría no los tenía. Lo normal es que los recuperadores de basura cobren en efectivo y que trabajen sin contratos, sin seguro médico y sin beneficios.
Rebuscar en la basura es una de las ocupaciones más peligrosas y más marginales socialmente. El constante contacto con materiales insalubres y vapores tóxicos en los vertederos representa un alto riesgo de enfermedad y accidente para los recuperadores. Con frecuencia trabajan de noche en lugares peligrosos sin protección policial. Por su asociación con la basura la gente tiende a menospreciar a los recuperadores. Muchos son inmigrantes ilegales que prefieren no acudir a las autoridades locales; otros, recién llegados de áreas rurales, desconocen sus derechos legales.
En muchas ciudades los recuperadores de basura son abusados por mafias que controlan el acceso a los intermediarios del reciclaje y deciden quién puede trabajar en los vertederos municipales y otros puntos favoritos de recolección de desechos. Estas mafias mantienen bajos los precios que se paga por material reciclable, y en ocasiones recurren a la violencia o a la intimidación para ejercer el control sobre sus territorios.
Una actividad sostenible. El futuro de los recuperadores de basura no es totalmente oscuro, sin embargo. Según Medina, los recuperadores han comenzado a organizarse en muchos lugares de América Latina para mejorar sus condiciones de trabajo y acabar con su situación como ciudadanos de segunda categoría. En varias ciudades se han formado cooperativas que permiten a este sector coordinar sus actividades con los funcionarios municipales de salud y negociar mejores tarifas con los intermediarios.
“En algunos países se ha puesto en marcha un movimiento social más amplio con el objetivo de dignificar el trabajo de los recicladores informales y educar a la sociedad sobre los beneficios sociales de su trabajo”, comenta Medina.
Estos beneficios son múltiples y concretos, según Medina. Primero, el reciclaje informal genera ingresos para cientos de miles de personas con lo que se ayuda a reducir la pobreza. En segundo lugar, se crea un sistema eficaz para recuperar recursos de valor, con lo que se reduce los costos de las industrias nacionales y se mejora la competitividad económica. En tercer lugar, se reduce el volumen de la basura que termina en los vertederos, algo que a su vez reduce la contaminación y beneficia al medio ambiente.
“Por todas estas razones, el reciclaje informal tiene potencial para convertirse en un tipo de desarrollo sostenible”, dice Medina. “Hace falta un compromiso por parte de los gobiernos de apoyar a los recuperadores de basura garantizándoles que no se les explote o se les margine, y que se les faciliten los servicios sociales esenciales”.
Acercándose a la formalidad. Varios países han tomado ya medidas en esa dirección. En Argentina, la legislatura de la ciudad de Buenos Aires aprobó una ley en 2003 que exigía que los cartoneros se registraran con las autoridades municipales. Al registrarse reciben una licencia que les autoriza a practicar lo que de otro modo es una actividad proscrita por la ley. El objetivo era legitimar a los cartoneros (que prefieren que se les llame recuperadores) e incorporarlos al sistema formal de sanidad, reduciendo a la vez la influencia de las mafias abusivas que manejan la basura. Esta ley también buscaba garantizar que los recuperadores registrados tuvieran acceso al plan básico de salud oficial.
El impacto de la ley se ha visto limitado por el hecho de que muchos recuperadores de Buenos Aires son inmigrantes ilegales poco dispuestos a tratar con las autoridades. Sin embargo, a comienzos de 2004, cerca de 9.000 recuperadores se habían registrado con el municipio y se habían administrado más de 12.000 vacunas a los registrados y a sus hijos, según datos del municipio.
En Paraguay, el Programa de Empresariado Social del BID acordó recientemente facilitar un préstamo blando y una donación por un total de 538.000 dólares para un proyecto que busca elevar los ingresos y mejorar las condiciones de vida de las familias que reciclan basuras en un vertedero municipal en la capital, Asunción. Los fondos ayudarán a financiar un proyecto propuesto por Alter Vita, una organización paraguaya sin fines de lucro que apoya el desarrollo sostenible al promover la participación cívica en el manejo y la conservación del medio ambiente. Los beneficiarios serán los “gancheros”, gente que recupera papel, plástico y otros materiales del vertedero de Cateura.
El préstamo del BID ayudará a financiar la construcción y equipamiento de instalaciones para la recolección y clasificación de basura en Cateura, dando a los recicladores un lugar de trabajo más seguro y saludable. El gobierno municipal donará el terreno para la construcción del edificio. La Agencia de Cooperación Internacional de Japón y la Organización Panamericana de Salud donarán camiones para la recolección de basura (Vea enlaces a la derecha para más información sobre el programa Alter Vida).