Luz que abraza a esos labios que se besan, en sus resabios el amor se cristaliza, se traduce, se transforma.
Una sombra abierta que suena, aclara y serena, en la mirada que se oculta sus baladas la realzan, enamoran y gustan.
Tan seguro y audaz posee, toma y acoge la comisura de sus labios, en los suspiros el aire los acuna, ella cenicienta en su tiempo y el un príncipe de la realeza.
Lejos de su campo el fuego los devora, en su regazo mil y una rosa, es su amor eterno ¡Que cosa más hermosa!