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De: Laura Frias (Mensaje original) |
Enviado: 22/08/2014 01:32 |
LA MÚSICA
(Militancia personal y por pequeños capítulos para no cansar al respetable)
En primer lugar, la música chilena popular. Recuerdo que jamás me gustaron las tonadas, las encontraba insípidas y sin “hueso”, lejanas, estereotipadas historias de chinas y huasos.
Pero, de pronto, allá por los años 60 comenzó a aparecer otra música, viva, natural o resucitada de pueblos perdidos por obra y gracia de Margot Loyola, Violeta Parra y otras personas cuyos nombres no eran tan conocidos. Y como una explosión, nacieron grupos de estupendos músicos, llenos de talento, que lograron un reconocimiento popular inusitado. Recuerdo en especial, un 18 de Septiembre cuando viajamos especialmente a Chillán para escuchar a algunos de ellos, lejos de las fondas adictas a rancheras chilenizadas y las cuecas de siempre. Son los que todos conocemos y recordamos – ya que algunos aún sobreviven – y que produjeron desde el comienzo, una identificación, una cercanía, que nos tocaba de cerca. Como muestra, una canción (creo que tiene origen argentino):
Voy a hacerme un cigarrito acaso tengo tabaco si no tengo de'onde saco lo más cierto es que no pito. Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay. En la voz de Víctor Jara, cercana, querible, podía una rememorar cuando no teníamos dinero ni para cigarrillos y encontrar alguno, medio desarmado en algún bolsillo, era una fiesta, o cuando alguno de nuestros amigos, en la total inopia, recolectaba los ceniceros para hacer cigarros “flor de pucho” con el papel ad hoc, que se vendía antes para los que armábamos nuestros propios puchos con restos de tabaco de pipa y de cigarrillos, hasta con un filtro de algodón cuando comenzó la propaganda antitabaco. Si, fumar era un placer, cuando no sabíamos mucho de sus efectos a largo plazo.
Y quiero ahora dejar un recuerdo “ná que ver” de Víctor. Era el año 1955? y en la clase de la escuela de teatro de la Chile
preguntó el profesor de actuación: ¿Quién quiere aparecer como comparsa en la próxima obra? Todos levantaron la mano, menos yo. Entonces, me pregunté ¿qué estoy haciendo aquí? Eso fue como cuando una ha estado muy enamorada y de pronto, sin saber cómo ha ocurrido, se da cuenta que el mágico encanto de ese amor, se ha hecho humo. Sin embargo, estuve en el estreno de la obra, disciplinadamente, y compartí unas copas de vino en el camarín, con mis compañeros Gonzalo Meza y Víctor Jara. Ambos se veían tan jóvenes, entusiastas, llenos de proyectos, que me emocioné. Pensé que ambos llegarían lejos, no podía ser que aquellos muchachos llenos de vida se diluyeran en la nada.
No ocurrió. Compartimos los restos de un canastillo de copihues y lamenté que fuera una flor tan poco apta para guardarla en las páginas de un libro.
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Que buena historia nos compartiste Laura ¿ tienes alguna foto de la època ? serìa entretenido verla. Por mi parte te cuento que yo perteneciendo al coro de la Instituciòn en la cual trabajè durante 30 años, cantamos un año " El cigarrito " y a coro de 4 voces sale increible, se paran los pelos .....
Voy a hacerme un cigarrito acaso tengo tabaco si no tengo de'onde saco lo más cierto es que no pito. Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay.
Voy a hacerme un cigarrito con mi bolsa tabaquera lo fumo y boto la cola y recójala el que quiera. Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay.
Cuando amanezco con frío prendo un cigarro de a vara y me caliento la cara con el cigarro encendido. Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay, me querís, Ay, ay, ay.
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Gracias por tu comentario, Sole, y por colocar la letra completa de la canción.
Lamento no tener fotos. En esa época no era muy frecuente contar con una máquina fotográfica. Le compré una vieja Exa reflex, pesadísima y grande a un fotógrafo - que ya la había dado de baja - y tenía un problema serio al girar el rollo, lo cual podía arruinar toda una serie de fotos, sin que se notara hasta abrirla. Me daba tantos dolores de cabeza que dejé de usarla para siempre. Faltaba mucho para que las pequeñas, livianas y prácticas máquinas digitales aparecieran para alegrar la vida (y meterse en todo).
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