Y nadie me lo ha contado
pero yo lo sé porque tengo
mis amores entre dos cariños
repartidos que si encuentro a uno llorando
Es porque el otro lo ha ofendido
y mira que no me canso
de tus caprichos constantes
Quieres un vestido ¡catorce!
quieres un reloj ¡de brillantes!
ni me importa que la gente
vaya de mí mormurando
Que si soy para ti un muñeco
que si me has quitado el mando
que a la diestra y siniestra
tienes un par de agujeros
Por donde se van al mar
los ríos de mi dinero
Y a mi qué, con tal de que de mi vera
tú jamás te me separes
todito te lo consiento
menos faltarle a mi madre
Porque ese mimbre de luto
que no levanta su voz
que en seis años no ha tenido
contigo ni un si ni un no.
Que anda como una pavesa
que no gime ni suspira
que se le llenan de gloria
sus ojos cuando nos mira.
Que me creo con su sangre
que me llevo de la mano
para que me santiguasen
como a un buen cristiano.
Que en las cancelas del hijo
consumió su juventud
cuando era mil veces
mucho más guapa que tú
Tienes que hacerte de cuenta
que la viste en los altares
y ponerte de rodillas
antes de hablar a mi madre
Porque esté amor que te tengo
te lo debes a su amor
que yo me case contigo
porque ella me lo mando.
Conque haber si tu conciencia
se aprende esta copla mía
muy semejante al canto
que escuchamos aquel día.
¡Desde la cuna a la madre de mi alma!
¡la quiero desde la cuna!
por Dios no me lo avasalles
que madre no hay más que una
¡y a ti te encontré en la calle!
Autor:
Rafael de León
FONDO DE SUSANN