Comparto la reflexión de un cercano amigo mío que me dijo en aquellos días del fatal movimiento sísmico del 27 /2/2010/ decía:"No creo que la naturaleza quiera hacernos esto, aunque motivos suficientes tendría". Y, claro, la mar castigadora de esos días pasados venía escapando de algo que se agitaba en lo profundo y en esa carrera loca fue a estrellarse en nuestro litoral,con el hombre y su hábitat; con ese entramado increíble levantado sobre suelos tendidos al borde del riesgo y la mala leche, sin los estudios que la previsión y la resistencia de materiales aconsejan, pero, sí, sobre la rapidez de los hechos consumados y el lucro insaciable y permitido. No, la naturaleza es madre y una madre no castiga así a sus hijos.
Con una tan extensa geografía oceánica, qué poco sabemos del mar. Ni de los sismos. El Siglo XX arribó con el terremoto de 1906 atado a sus cíclicos calendarios. Éste, el Siglo XXI, al final de su primer decenio, se nos hizo presente con un mega terremoto grado 8.8 aquel día 27 de febrero,que, según los que saben, "debe haber acortado el día terrestre en 1.26 microsegundos". Siempre se aprende algo, pero, es poco lo que sabemos de la larga y angosta faja de tierra volcánica en la que nacemos. ¿Su historia, más allá de nombres, fechas y lugares? ¿Educación Cívica? ¿Cultura Sismológica?
Al parecer es caro incorporar nuevas materias a la educación o ampliar las ya existentes, que permitan grabar en la memoria remota de las nuevas generaciones "el cómo", "el cuándo" y "el dónde" de la sobrevivencia. Oí un día decir a un escritor : "Si la educación es cara, ¿cuánto cuesta la ignorancia?"La factura apocalíptica del 27 de Febrero está arrojando sumas siderales. Como quiera que la experiencia no nos ha hecho sabios, la inversión en las personas es de urgente necesidad; una acción preferente del Estado, para proclamar al ciudadano ilustrado que pueda enfrentar eventos y desafíos que, como éste, vienen con el siglo. La tierra, cíclicamente, tiene sus propios dolores y así será hasta el fin de todos los tiempos. Si las alertas de los humanos no funcionan no es su culpa. Esta mar de hoy, acosada por la presión de los continentes y por la acción contaminante y depredadora del hombre civilizado es la más grande de las víctimas que tripulan la hermosa esfera azul en la que navegamos por el infinito; la mar que, contra su voluntad, regresa. La mar con quien Huidobro, don Vicente, nuestro poeta , sus altercados tenía, a "ella" dedicó hace 6 decenios atrás, este hermoso poema que con ustedes amigas mías quiero compartir, y vaya en memoria de nuestros compatriotas dolorosamente desaparecidos aquel fatídico día 27 de febrero de 2010.
,Q.E.P.D.
Paz sobre la constelación cantante de las aguas
Entrechocadas como los hombros de la multitud
Paz en la mar a las olas de buena voluntad
Paz sobre la lápida de los naufragios
Paz sobre los tambores del orgullo y las pupilas tenebrosas
Y si yo soy el traductor de las olas
Paz también sobre mí.
He aquí el molde lleno de trizaduras del destino
El molde de la venganza
Con sus frases iracundas despegándose de los labios
He aquí el molde lleno de gracia
Cuando eres dulce y estás allí hipnotizada por las estrellas
He aquí la muerte inagotable desde el principio del mundo
Porque un día nadie se paseará por el tiempo
Nadie a lo largo del tiempo empedrado de planetas difuntos
Esta es la mar,
la mar con sus olas propias
Con sus propios sentidos
La mar tratando de romper sus cadenas
Queriendo imitar la eternidad
Queriendo ser pulmón o neblina de pájaros en pena
O el jardín de los astros que pesan en el cielo
Sobre las tinieblas que arrastramos
O que acaso nos arrastran
Cuando vuelan de repente todas las palomas de la luna
Y se hace más oscuro que las encrucijadas de la muerte
La mar entra en la carroza de la noche
Y se aleja hacia el misterio de sus parajes profundos
Se oye apenas el ruido de las ruedas
Y el ala de los astros que penan en el cielo
Esta es la mar
Saludando allá lejos la eternidad
Saludando a los astros olvidados
Y a las estrellas conocidas.
Esta es la mar que se despierta como el llanto de un niño
La mar abriendo los ojos y buscando el sol con sus pequeñas manos temblorosas
La mar empujando las olas
Sus olas que barajan los destinos
Levántate y saluda el amor de los hombres
Escucha nuestras risas y también nuestro llanto
Escucha los pasos de millones de esclavos
Escucha la protesta interminable
De esa angustia que se llama hombre
Escucha el dolor milenario de los pechos de carne
Y la esperanza que renace de sus propias cenizas cada día.
También nosotros te escuchamos
Rumiando tantos astros atrapados en tus redes
Rumiando eternamente los siglos naufragados
También nosotros te escuchamos
Cuando te revuelcas en tu lecho de dolor
Cuando tus gladiadores se baten entre sí
Cuando tu cólera hace estallar los meridianos
O bien cuando te agitas como un gran mercado en fiesta
O bien cuando maldices a los hombres
O te haces la dormida
Temblorosa en tu gran telaraña esperando la presa.
Lloras sin saber por qué lloras
Y nosotros lloramos creyendo saber por qué lloramos
Sufres sufres como sufren los hombres
Que oiga rechinar tus dientes en la noche
Y te revuelques en tu lecho
Que el insomnio no te deje calmar tus sufrimientos
Que los niños apedreen tus ventanas
Que te arranquen el pelo
Tose tose revienta en sangre tus pulmones
Que tus resortes enmohezcan
Y te veas pisoteada como césped de tumba
Pero soy vagabundo y tengo miedo que me oigas
Tengo miedo de tus venganzas
Olvida mis maldiciones y cantemos juntos esta noche
Hazte hombre te digo como yo a veces me hago mar
Olvida los presagios funestos
Olvida la explosión de mis praderas
Yo te tiendo las manos como flores
Hagamos las paces te digo
Tú eres la más poderosa
Que yo estreche tus manos en las mías
Y sea la paz entre nosotros
Junto a mi corazón te siento
Cuando oigo el gemir de tus violines
Cuando estás ahí tendida como el llanto de un niña
Cuando estás pensativa frente al cielo
Cuando estás dolorida en tus almohadas
Cuando te siento llorar detrás de mi ventana
Cuando lloramos sin razón como tú lloras
He aquí la mar
La mar donde viene a estrellarse el olor de las ciudades
Con su regazo lleno de barcas y peces y otras cosas alegres
Esas barcas que pescan a la orilla del cielo
Esos peces que escuchan cada rayo de luz
Esas algas con sueños seculares
Y esa ola que canta mejor que las otras
He aquí la mar
La mar que se estira y se aferra a sus orillas
La mar que envuelve las estrellas en sus olas
La mar con su piel martirizada
Y los sobresaltos de sus venas
Con sus días de paz y sus noches de histeria
Y al otro lado qué hay al otro lado
Qué escondes mar al otro lado?
El comienzo de la vida largo como una serpiente
O el comienzo de la muerte más honda que tú mismo
Y más alta que todos los montes
Qué hay al otro lado
La milenaria voluntad de hacer una forma y un ritmo
O el torbellino eterno de pétalos tronchados
He ahí la mar
La mar abierta de par en par
He ahí la mar quebrada de repente
Para que el ojo vea el comienzo del mundo
He ahí la mar
De una ola a la otra hay el tiempo de la vida
De sus olas a mis ojos hay la distancia de la muerte