Peligroso asunto, porque, por pretender algo positivo, puede arruinar el paisaje al introducir algo irrelevante.

Sin embargo, prefiero opinar.

Últimamente no he intervenido en el “Bachillerato” por dos razones: la primera de ellas es porque cuando lo he intentado, no he logrado copiar el marco del cuestionario, y segundo: confieso mi total ignorancia en lo que se refiere a montañistas, erupciones, huracanes, amos de la moda y otros. Sólo he metido mi cuchara cuando aparecían los nombres de algunos cultores del golf de mi generación (pues no tengo ningún nexo con los actuales practicantes de ese deporte y menos de los internacionales.

Me dirán que para eso se puede escarbar en internet, ante lo cual confieso – con total impudor – que algunos temas no me interesan tanto como para gastar tiempo en buscarlos. Sorry.

Pero en cuanto a los temas o personajes que sí me interesan, me podría explayar. De manera que sugeriría que cada nombre que agreguemos en esa sección, sea seguido por lo que conocemos o nos llama la atención de tal acto o personaje.

Tampoco intervengo en buscar nuevas palabras cuando hay una demasiado larga, tan llena de opciones que me da lata buscar. Mucho más estimulantes son las palabras cortas, donde hay que buscar y rebuscar hasta encontrarlas.

  Todo esto nace de un acto en extremo cotidiano y vulgar. Estaba colgando la ropa recién lavada, comenzando por mi prenda preferida – que ha sobrevivido años y años – y que uso prácticamente todos los días.

Se trata de una vulgar polera sintética con cierre frontal, negra y con delgadas rayas naranja a los costados, que, por alguna razón uso todos los días en casa cuando se trata de regar las plantas del patio o asistir a clases de tai chi cuando ya la temperatura refresca, y me pregunto:

¿tienen ustedes alguna prenda preferida, de esas que resisten el tiempo y la historia personal?