No perderé tiempo con cualquier banalidad insípida, pues ya nadie duda que todos los días nuevos amores nacen y viejos amores mueren. Sin embargo, alerto al más escrupuloso de los leyentes, que continúa siendo decisión de cada uno ir al festejo o quedarte en el funeral. Simple, es así.
Con todo, desde que el mundo es mundo, estamos al tanto que la avaricia es considerada como algo, digamos, muy feo y pecaminoso. No por menos es considerada uno de los pecados capitales -mismo que por veces ella ocurra en el campo-. No obstante ni por eso las personas dejan de ser avarientas y machetas al extremo, al punto de no comer banana para no tirar la cáscara a la basura.
Muchos no acreditan que hechos así existan hoy día -incluso con los que no comen huevos-, pero que lo diga una añosa señora de 85 años que vive en Viena, Austria, bella tierra que ya engendró grandes personalidades y hasta un demente llamado de Hitler.
En todo caso, debo esclarecer que por causa de su avanzada edad, recientemente ella se tornó moradora de una casa de reposo, no sin antes haber encontrado un método bastante inusitado e infalible para que su dinero no fuese utilizado por sus amados herederos cuando ella se muriese. Entonces, sin más, ella cortara todos los billetes que tenía guardado… Que, como todo viejo, probablemente los tenía bajo el colchón.
Y así, sin más, esta señora que no tuvo el nombre revelado, tijereteó nada menos que la suma de US$ 1,1 millón antes de ser transferida para la casa de salud. Su acto artero ocurrió porque ella juzgaba que su transferencia no debía ocurrir, y, contrariada en su propia voluntad, luego pensó que sus hijos no eran merecedores del dinero.
A pesar del trabajo que se diera de cortar ese montón de billetes verdes de la tierra del Tío Sam, esta octogenaria señora austriaca fue mal sucedida en su plan maquiavélico. Pues resulta que la entidad bancaria que administra la fortuna entró finalmente en la historia y garantizó que no se opondrá a que los favorecidos usufructuarios puedan gozar de lo que les es de derecho… Aunque no de su propiedad.
“Si el plan era que ninguno de los beneficiarios tuviesen acceso al dinero, entonces el plan falló. Si los herederos encontraron apenas “pedazos” de dinero y el origen de la cuantía puede ser probada, entonces queda claro que no habrá dificultad alguna en el proceso de cambio de esos billetes”, informó el gerente Friedrich Hammerschmidt… Ya de ojo en los dividendos futuros que su banco obtendrá administrando las cuentas crediticias de los nuevos beneficiarios.
Así pues, una vez que se enteraron de la novedad, los herederos no habrán de demorar a tener acceso nuevamente al dinero. Eso sí, ya con la añeja señora dueña de la fortuna internada en la casa de reposo y lejos de las tijeras, por lo que ellos podrán inclusive acelerar el proceso burocrático para que luego puedan administrar la fortuna desde ya, alegando, entre otras cosas, la falta de sanidad mental de la octogenaria para continuar siendo administradora de los billetitos verdes.
No sé, pienso que eso todavía no lo habíamos visto pese al tiempo que ya dura esta historia, pues a esta distancia nadie diría que tiene ella el mal carácter que se le atribuye y del que dieron pruebas suficientes sus herederos, mismo que el acto de ellos sea el peligro de las apariencias, sabiendo uno que cuando nos engañan, siempre será para peor… ¡Interesante!