(Mural en el GAM)
En este trajinadísimo mes, atiborrado de términos de curso, de carrera, época de balances y liquidaciones, no es fácil llegar de una sola píeza al nuevo año; si se llega. Si sumamos los regalos que la costumbre dicta y los chicos esperan, más se eleva la temperatura, la tensión arterial, o todo junto.
Por estos días, tengo a un "maestro" trabajando en levantar lo que está a punto de caerse y un detalle llama a otro y otro y va disolviéndose incontenible, el monto aquel que tenía para gastos imprevistos. El insoportable ruido de la soldadora o el taladro, los continuos viajes a comprar todo lo que falta, llegaron hoy al colmo, al vernos metidos por horas en una fila de automóviles paralizados por la enorme afluencia de público intentando comprar lo que fuera, bajo los 30° Celsius del mediodía.
En este momento de la noche, he visto las fachadas iluminadas de luces de colores y me parece muy agradable. Lamento presentar el lunar negro de mi casa oscura, pero es tal el amontonamiento de cachivaches para hacerle espacio a los trabajos de construcción, que es imposible pensar en buscar nada. Para colmo de males, en casa vive un individuo afectado por el mal de Diógenes, lo que lo hace guardar eternamente todos aquellos objetos inútiles, rotos y deteriorados, que ha logrado coleccionar en cantidades alarmantes.
Este año planeo quedarme sola en estas celebraciones, para evitar el colapso y confío poder hacerlo sin ofender a nadie.
Cuando una es la más anciana de la familia, obliga involuntariamente a los demás a visitarla, mientras aguardan con impaciencia el momento de partir a otro lado a divertirse por su cuenta. No negaré que en mi momento, me sentí aliviada al no tener más que repetir ¡todos los años! el mismo rito: escuchar la misa del gallo y el discurso del papa, por respeto a los viejos de la época.
La Navidad sólo era mágica en la infancia - mia y después de mis hijas - al armar toda la complicada escenografía del pesebre de mi abuela, píntando papeles gruesos para simular el suelo, armar con cajas las colinas y promontorios, colocar ramitas, pasto seco, piedrecillas, etc. para terminar colocando la gran cantidad de figuras e iluminarlas. Hace años están guardadas... si es que no se las ha llevado algún socio de Alí Babá.
Me iré a dormir y ojalá no me despierte mañana el maestro con : "¿Sabe qué mas? Es que nos faltó........."