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General: NAVIDAD ENGAÑOSA.
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: kibo  (Mensaje original) Enviado: 23/12/2015 09:17

Las festividades permiten mostrar con nitidez los mitos, valores, creencias y costumbres de una sociedad. Son estas ocasiones las que desnudan un cierto “imaginario social”. La Navidad en el Chile actual es, pues, una ocasión privilegiada para cartografiar la cultura cotidiana que nos anima. Lo primero que llama la atención es cómo una austera y profunda festividad religiosa ha sido desplazada por el frívolo y rutilante mundo de escaparates y ofertas navideñas.

La cuestión no es trivial y remite a un rasgo fundamental de nuestra cultura en una sociedad de consumidores. En efecto, si antaño se reconocía una identidad entre la nación y el catolicismo, habría que decir que tal congruencia ha sido vaciada de todo sentido. En rigor, se ha convertido la calendariedad sacra en una calendariedad profana. Lo mismo ocurre con las fechas que conmemoran el sentido de lo nacional. Podríamos decir que el mercado le da un nuevo contenido al calendario inventado por la tradición.

Desde un punto de vista más sutil, debemos reconocer que la narrativa religiosa atesora la posibilidad de la “experiencia religiosa”, esto es, una dimensión “fina y espiritual” de la vida sin la cual la existencia se empobrece. Cuando una sociedad hace de sus festividades un frenesí de consumo suntuario, convirtiéndolo en lo “normal”, desconociendo el sentido último de solidaridad y trascendencia en los actos cotidianos, adviene un estado de corrupción que podríamos llamar “vida enferma”, afincada en el individualismo egoísta, el hedonismo, el interés y el lucro como único sentido.

En el Chile de hoy lo que interesa es un automóvil del año o el juguete de moda para los niños adquirido en "cómodas cuotas", mientras la televisión destila un sentimentalismo hecho a la medida de una clase media plebeya. Sin embargo, bien sabemos que no hay una “Pascua feliz para todos”, hay millones de infelices excluidos, son los que sufren los olvidados y cuyo único consuelo es, precisamente, orar en secreto como les enseñaron sus padres.

La vida enferma es el olvido de la dimensión espiritual de la existencia y que se traduce en la dimensión ética y estética de la vida. La vida enferma es también el olvido de la muerte como destino ineluctable de todo lo humano. La Navidad es una buena ocasión para reflexionar sobre el tiempo que nos toca vivir, tiempo de iniquidad e injusticia. Seamos creyentes o no, lo importante es recuperar el sentido último de nuestro lugar en este rincón del mundo. En una sociedad de consumo como la nuestra, este tipo de discurso no podría ser sino extemporáneo y fuera de lugar, sin embargo, es en la oscuridad más profunda cuando se necesitan palabras luciérnagas que revoloteen como adornos de un inefable árbol navideño,saludos.

 

Salvo mejor parecer.





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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Laura Frias Enviado: 23/12/2015 23:23

La celebración de la Navidad se ha extendido también entre los no cristianos, convirtiéndose en ocasión festiva, luego de haberse creado en conmemoración del nacimiento de Jesús, aun cuando se le cambió la fecha presunta. Observo que los católicos acostumbran asistir a misa ese día, junto a su familia, antes de proceder a la fiesta propiamente dicha, intercambiando regalos, después de una cena especial.

Las fiestas son contagiosas y cualquier ocasión es buena. Por estos días, los judíos han celebrado Hanuká o fiesta de las luces durante ocho días. Un conocido comentó tristemente que el hermoso candelabro antiguo con que sus antepasados conmemoraban la ocasión, ha pasado a manos de una rama lejana de la familia. Este conocido es un judío agnóstico y para él el artefacto no debería significar nada especial, sin embargo, los ritos usos y costumbres, se heredan y atesoran.

El llamado “árbol de navidad” nada tiene que ver con la religión cristiana, sino que viene de mucho más atrás, pero todos lo usan y adornan con esmero, simbolizando además, el renacimiento, los dones de la tierra, la alegría y abundancia. (Esta última, si no real, simulada).

Para no dejar a nadie atrás, un afroamericano inventó “Kwanzaa”, allá por los años 60 y justo entre Navidad y Año Nuevo, celebran las personas de origen africano, con una serie de ritos y simbolismos, además de regalarse unos a otros.

Por muchos años, el final del año quedaba incompleto si no asistía a un concierto de Navidad. Sin Haendel, Haydn y Mozart, algo me faltaba. A través de una pantalla, se puede escuchar, pero se pierde el estar ahí, la expectación, los toquecitos de la batuta del director al comenzar, en sentirse llevado fluidamente por la corriente sonora.

Sufrimos todos el ímpetu mercantilista del comercio, el frenesí publicitario de “la venta del año”. Pero está en nosotros dejarnos arrastrar por el aluvión de ofertas de crédito fácil e inmediato con que se nos bombardea por correo, teléfono y pantalla.

En un par de meses más, habrá otra fiesta más: el Año Nuevo Chino, con sus coloridos ritos, danzas, colores. La celebración ahora se extiende: las familias de origen chino, ya invitan también a todos sus amigos. Por supuesto, el comercio no se queda atrás y ofrece en abundancia todo lo necesario para animar la ocasión.

No quiero dejar el tema, sin recordar el último concierto coral navideño al que asistí. Fue en el Salón Filarmónico del Municipal.  Dirigía el querido maestro Mario Baeza Gajardo, el que comenzó como profesor de música de un colegio de San Antonio para hacer de su clase la más importante del colegio,  fundar el coro de ese puerto, llevarlo a giras a través del país y terminara siendo presidente de la Federación de Coros de América, haciendo cantar a todos los jóvenes. Esta vez, habló a los asistentes, como siempre lo hacía, de los compositores cuya música interpretarían y del significado de este encuentro. Se había instalado frente al grupo, una corona de adviento, y al final,  director y  coristas convidaron pan de pascua a todo el público.

Salimos de allí -  como decía mi abuela – con alas en el corazón.

 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: paty Enviado: 24/12/2015 20:51
La Navidad siendo una celebración católica ha pasado a ser una festividad del mundo. Independiente de si creemos o no en el Niño que nación en Belén, creo que es un día de paz, de reflexión, de familia y afectos. 
Pero el consumismo la ha vuelto una fecha casi sin sentido, en que lo único importante es el regalo,  aunque todos hablan de paz y buenos sentimientos.
Tiene su lado cruel...en los que carecen de un presente ...o peor aún de qué llevarse a la boca. También es motivo de tristeza para los que están solos y sienten esa soledad. Porque estar solo no es necesariamente sentirse solo.
En mi niñez , recuerdo que esperábamos las 12 con pan de pascua y chocolate caliente, nada de cena. Y lo repito con mi grupo familiar, claro que cambiamos el chocolate caliente por chocolate o café helado , pan de pascua, galletas que horneamos y pintamos con mi nieta y cola de mono también hecho en casa.... todo en un mantel precioso bordado por mi hermana hace ya varios años. 
Este año pude ver "Cascanueces" y ayer un concierto de villancicos en la Universidad Autónoma. Trato de que no me lleve la vorágine y darle algo sentido al encuentro familiar y creo que algo he logrado ;  años atrás mis hijos ( hoy de 42 y 30 años) con 16 y 4 años de edad conversaban sobre la navidad que estábamos por celebrar....y el chico le pregunta a su hermano mayor ..¿´qué es la Navidad?...y el hermano le responde ..."la Navidad no es...la Navidad se siente".      


 
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