Pero los viejos saben de qué hablan, es un error pensar que con la vejez se pierde la memoria, que sólo la memora antigua se conserva y poco a poco aflora como ocultas frondas cuando las aguas van bajando, hay una memoria terrible en la vejez, la de los últimos días, la imagen final del mundo, el último instante de vida, p. 257.

Muy distinta de la suya es la situación de aquel anciano americano que todas la mañanas recibe un ejemplar del New York Times, su periódico favorito, que tiene en tal alta estima y consideración a su vetusto lector, con la bonita edad de noventa y siete primaveras, su precaria salud, su derecho a un tranquilo ocaso , que todas las mañanas le prepara esta edición de ejemplo único, falsificado de cabo a rabo, solo con noticias agradables y artículos optimistas, para que el pobre viejo no tenga que sufrir con los terrores del mundo y sus promesas de empeorar, por eso el periódico explica y demuestra que la crisis económica va menguando, que ya no hay parados, y que el comunismo en Rusia evoluciona hacia un noteamericanismo… Son éstas las buenas noticias que John D. Rockefeller oye leer durante el desayuno y que luego, cuando el secretario se ha ido, saborea con sus propios y cansados ojos que no ven más lejos, le encantan aquellos párrafos serenos, al fin todo armonía en la tierra. p. 332-3.

Las intermitencias de la muerte

Con qué dinero el país, dentro de unos veinte años, punto más, coma menos, pensaba pagar las pensiones a los millones de personas que se encontrarían en situación de jubilación por invalidez permanente y que así seguirán por los siglos de los siglos y a las que otros millones se les unirán implacablemente, tanto si se hace que la progresión sea aritmética o geométrica, de cualquier manera siempre tenemos garantizada la catástrofe, será la confusión, el desastre, la bancarrota del estado, p. 94.

Ensayo sobre la lucidez

Estará allí seguramente el viejo de la venda negra, y los viejos, según he oído de gente bien formada, son terribles, dijo el inspector. El comisario sonrió, A mi, la vejez ya se me acerca, vamos a ver si me concede tiempo suficiente para ser terrible.  p. 265.

Y el viejo, qué te ha parecido, Es viejo, y con eso queda todo dicho, Ahí es donde te equivocas, de los viejos está todo por decir, lo que sucede es que no se les pregunta nada y entonces se callan, Pues éste no se calla, p. 283.  

Socióloga Javiera Sanhueza, Máster Gerontología Social.