Hoy, 27 de diciembre, veo un hada - que también podría ser el fantasma de una novia en una trama de ballet - que, al parecer, ha despertado a una chica crespa que se quedó dormida esperando a un novio que no llegó. Para despertarla, la pinchó con una vara muy, pero muy larga.
- ¡Cuidado! - grita la niña ¡podrías haberme sacado un ojo!
- Discúlpame - dijo el hada - pero te confieso que esta es mi primera noche de práctica...
- Entiendo, estás disculpada, pero entonces recorta la vara a un tercio de su longitud o te meterás en problemas. ¡Ah! otra cosa, tendrás que dejarte también un cuarto de todos esos trapos que andas trayendo, si no, ¿cómo te las arreglarás para volar con todo eso encima? Muy probable es que te enredes y te caigas de cabeza al suelo, en una de esas...
- Si, tienes razón, pero es que tuve que heredar el uniforme de una colega que era tan alta y tan gorda, que la dieron de baja...
- Yo que tú, reclamaría ante la Superintendencia de Hadas, Duendes, Zombies y afines.
- ¡No! Yo no puedo, porque no estoy afiliada al sindicato de hadas...
- ¿Y por qué no?
- Porque si lo hago, me echan de inmediato por subversiva.
- O sea, ¿ también en el mundo esotérico existe explotación del asalariado?
- Aaahh, es que tú eres muy niña todavía y no sabes nada. Pero resulta, que la explotación del hombre por el hombre (o la mujer por la mujer, no vamos a ser sexistas, además) abarca también a los mundos paralelos.
- Entonces ¿quién vendrá a defendernos?
- Nadie pues. El Chapulín tampoco está sidicalizado.
- ¡No hay salud!