He comprobado que abrazar a algún ser querido es siempre beneficioso, pero abrazar a toda la gente, aún personas desconocidas, no es muy agradable, pues rompe la razonable distancia de reserva que es dable mantener.
En especial, me asombra ver a candidatos, alcaldes y otras personas, abrazando cheek to cheek a cantidades enormes de gente cada día, ocupando en tal ejercicio un tiempo considerable. Es altamente improductivo, aún cuando se pretende que con esa cercanía se logra un afecto beneficioso para esos representantes, que así suavizan su rechazo a entrevistas y peticiones.