La Añañuca
En un tiempo lejano, en un lugar de la Cordillera vivía Añañuca, una hermosísima joven.
El tiempo pasaba tranquilo para Añañuca, hasta que un día conoció en el
poblado a un extraño y joven minero, quien iba en busca de un tesoro
perdido.
El minero, al ver a Añañuca, quedó impresionado con su belleza.
El la comenzó a cortejar hasta que un una noche, el joven tuvo un
extraño sueño le dio a conocer el lugar exacto donde se encontraba la
veta de la mina que tan obsesionado lo tenía. Sin pensarlo decidió
partir en su búsqueda. Añañuca al despedirse de este joven en el mismo
lugar al final del valle vio alejarse su amado.
Al finalizar el verano fue a recibir a su amado, el nunca apareció no bajo, el espíritu de la montaña lo había reclamado.
La joven vivía sin consuelo con su infinita pena de amor. Añañuca esperó y esperó a su amado el cual nunca regreso.
Ella siempre fue al mismo lugar a esperarlo vestía su traje rojo, hasta que un día desapareció.
Todo el pueblo salió en búsqueda de ella, pero Añañuca nunca regresó.
El invierno llenó el valle de nieve y al llegar la primavera el pueblo salió en búsqueda de ella.
Al llegar al valle, tan grande fue su sorpresa, el valle había florecido - llenó de bellas flores rojas:
Las que hoy se conoce con el nombre de Añañuca.
En su honor.