Llevar tantos años a cuestas no significa necesariamente haber perdido la fantasía. Mas bien creo que el ser humano tiene la capacidad de no perder su sentido del humor, el romanticismo y el gran poder de sentir cómo su alma siente y disfruta tanto como a los 30. Esa cáscara que tanto amamos y que es nuestra piel, ha tenido quizás crueles cambios, pero el alma sigue tan lozana y dulce como siempre. Soñamos y esperamos cosas de la vida. Y como todos, nos damos cada día y cada día nos maravilla.