Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas; mas, salvando del tiempo los valladares, como un rayo de luna sobre los mares pasas por el abismo de mis tristezas.
No más en la tersura de mis cantares dejará el desencanto sus asperezas; pues Dios, que dio a los cielos sus luminares, quiso que atravesaras por mis tristezas como un rayo de luna sobre los mares.