Y cada día fue parecido, nada nuevo, no había logrado ninguna venta…
Hubieron llamadas, pero sólo promesas, pero, se repetía mil veces: no debo abandonar, quizás más tarde, resulte y haga la venta que será el principio de la buena racha. Y ya estamos a fin de semana, y casi a fin de mes, y vienen las malhadadas cuentas, y los cobradores, y pagos y más pagos...
Pensó en inventar una nueva estrategia, pero no acudía a su nublado cerebro la brillante idea salvadora... ¿que hacer? tal vez si cambiara de trabajo, pero empezar de nuevo? Y si de verdad todos los caminos se le hubieran cerrado?
Decidió irse a la cama y a sabiendas que no podría dormir, se tomó apresuradamente dos somníferos, sabiendo, que lo que hacía era escapar, que era una salida cobarde, pero necesitaba el descanso. Porque mañana, sería distinto, porque mañana podía al fin la suerte estar de su lado.
Porque mañana el trabajo volvería a la normalidad... y pensando así, se metió en la cama, escapando de su destino, hundiéndose en la nada por unas horas.