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Resposta  Mensagem 1 de 7 no assunto 
De: Laura Frias  (Mensagem original) Enviado: 24/05/2017 23:38
acabo de volver del teatro —como te dije que iba
a pasar esta evening, con amigos que me aman bien
y que tanto amo, feliz por un rato con esa cómica
counter imperialist fantasía de Boal, traducida
y adaptada por RM—, y ahora en mi porch, vaso
de vino en mano a medio terminar, no hago otra
cosa que pensar en el eclipse de luna de anoche
y en cómo la vida me da lo soñado de esta forma
tan compleja, una vez más, y sin saber si mandarte
este e-mail o borrarlo… la noche sigue conmigo,
cigarro tras cigarro, hasta mañana, esperando, qué,
que llegue ya el próximo jueves and the following
one para continuar, sentados a la sola luz de tus ojos,
con nuestro tema: preservar la Dignitas Terrae
y otros eco-cantos, como éste de Zacca: “Seja”:
 
Luis Correa Díaz
 



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Resposta  Mensagem 2 de 7 no assunto 
De: Laura Frias Enviado: 24/05/2017 23:42
 
Luis Correa Díaz, poeta, ensayista, profesor en la Universidad de Georgia, Athens, EE.UU.
 
 


Resposta  Mensagem 3 de 7 no assunto 
De: Laura Frias Enviado: 25/05/2017 00:57

Voy a tientas, absorbiendo vida y desechando recuerdos,
Mi visión ya traspaso el meridiano 0 y se sostiene sobre líneas paralelas
Sobre el eje y a través de el.
Hice de mi entorno un útero, donde he aprendido a respirar de manera pausada, y a tomar grandes bocanadas de naranjo vapor, levitar sobre mis obstáculos. A encarar la vida desenmascarándola y haciéndola fértil.
No soy nada más que la consecuencia de recurrentes sueños
Una realidad apartada de toda lógica humana.
Tigre rojo que ama/Extra la tundra congelada, compongo mundos desde mi vibración enajenada, inconsciente y delirante.
Olvidé mis parámetros en el patio de la cordura, me harté de jugar con ambiciones, con miedos y estructuras a medio construir.
Si el gato camina no viene, va, siempre va.
Invisible quiero aparentar ser, pero mi sombrero es llamativo, demasiado vistoso y en ocasiones algún mequetrefe se lo prueba y juega con el.
Cuantas ideas polvorientas en el desván de mi azotea, olvidadas por su falta de madurez, por su prematura odisea.

León Barreto


Resposta  Mensagem 4 de 7 no assunto 
De: elopolis Enviado: 25/05/2017 13:51
me gusta mucho este señor, hace poco que lo descubrí, esta poesia es suya


Esta noche he visto desde el porche
que la luna salía de entre las nubes
oscuras como una hostia ingrávida,
pero si me pongo bien a pensar
la cosa no es así: apenas el viento
que pasa y se las lleva, dejándola
allá como siempre fija y desnuda
y a mí sin una fantasmagórica
Eucaristía, con la sangre enferma,
musitando palabras de amor…,



Resposta  Mensagem 5 de 7 no assunto 
De: Laura Frias Enviado: 25/05/2017 18:00
También me gusta mucho, solo tengo el primero de sus libros pues publica más afuera de Chile, es un tipo estupendo, generoso y abierto.

Resposta  Mensagem 6 de 7 no assunto 
De: ANNY 42 Enviado: 27/05/2017 20:06
Recuerdo una noche que estaba lloviendo, hubo
un corte eléctrico y tenía que desplazarme de un 
edificio a otro dentro de las instalaciones. Lo 
curioso es que no veía ni la punta de mi nariz, por 
las sendas lo único que me guiaba eran los
relámpagos que alumbraban el camino mientras
mi pobre sombrilla casi cedía a la ventisca.
Estaba ansiosa por llegar, al fin llegué.
Reconozco que no es fácil para los ciegos vivir
en un mundo de videntes.

Resposta  Mensagem 7 de 7 no assunto 
De: Laura Frias Enviado: 27/05/2017 23:47

Carta a la dulce juventud

A ti, mi querida polilla de farol, mi carreteada zapatilla cesante. A la verde juventud universitaria, que escribe su testimonio con la llamarada de una molotov que tisa de rabia el cemento. A los encapuchados del Arcis, de la Chile, de tantas aulas tomadas en la justa demanda de querer estudiar sin trabas económicas, sin la monserga odiosa del crédito, del recargo, de la deuda y el pago. Como si no bastara con quemarte las pestañas dándole al estudio los mejores años de tu vida, para después titularte de neurótico vagoneta. Como si no bastara tu dedicación, tu sincera dedicación, cuando te humea el mate toda la noche, hasta la madrugada leyendo, dejando de lado ese carrete bacán que chispearía de pasión tu noche de fiesta. Tu gran noche, pendejo, donde chorrearían las cervezas y un aire mariguano pintaría de azul el vaho de la música. Como si no bastara con todas las negaciones que te dio la vida, cuando postulaste a esa universidad privada y el «tanto tienes, tanto vales» del mercado académico te dijo: «Tú no eres de aquí, Conchalí, —No te alcanza, Barrancas, —A otro carrusel, Pudahuel, — A La U. del Estado, Lo Prado.»

Así no más, mi bella chica artesa que ya se las vivió todas de un trago, y en ese salud el futuro se derramó de golpe. Vino el embarazo y la bronca de tu viejo preguntándote de quién era el crío. Y qué te ibas a acordar si esa noche en la disco todos los locos tenían la misma cara de fiebre. La única que no te dijo nada fue tu vieja, quien te brindó su apoyo, valioso, pero inútil a la hora de pagar quinientas lucas por el aborto. Y ahí está el niño ahora, y tú lo amas como a nadie, y qué culpa tiene él, y qué culpa tienes tú también de abandonar tus sueños de progreso, de realización profesional a cambio de este papel de niña-madre. Adiós, mi chiquilla, a ese porvenir, que tan temprano canceló tus ilusiones gota a gota con la urgencia parturienta. Y, al final, como tantas chicas de la población, te ves hojeando el diario, buscando pega en un topless, en los cafés para varones, o en las casas de masajes que abundan en la oferta laboral de la prostituída demanda. Y eso fue todo, allí se acabó el cuento de la dulce princesita descarriada.

A tantos pendejuelos rockeros, raperos, metaleros, hip-hoperos, que despliegan su estéti ca bastarda coloreando esta urbe infame con su melenada tornasol. A ellos, por su espectáculo de vida impertinente. Por sus desvíos, por sus tocatas donde el minuto bullanguero de eléctrico rocanroll, también equivale a un minuto de silencio. Por ese silencio, cuando llegas a tu casa, pateando piedras», «puteando piedras», porque lo único que te espera es la tele prendida cacareando su mentira oficial. Para ti, mi Johny Caucamán, mi Matías Quilaleo, mi Rodrigo Lafquén; bellos ejemplares de la raza mapuche que en Santiago rapean su guillatún-tecno. Por esa fiereza de indio punky, pelo tieso. Por su indomable juventud, que desde acá, apoyan con el corazón encendido las movilizaciones de Ralco, el Biobío, y putean en mapudungun chicano por sus hermanos presos.

Para usted, joven barrista, que escucha desconfiado el palabreo de esta prédica. Tal vez para reforzar la sospecha de su espíritu futbolero que se expresa clandestino en los códigos del graffiti, del espray en mano, de la letra puntuda narrando en las paredes la flecha anarca de su descontento. Quisiera prometerle que la ciudad sería una pizarra para usted solo, y que en sus paredes, usted podría expresar libre esa gramática lunfarda que lo apasiona. Quisiera decirle que nunca más la bota policial limpiará su mierda de «orden y patria» en sus nalgas rebeldes. Podría ofrecerle tantas cosas, tantas esperanzas que muchos guardamos con impotencia en el lado zurdo del amor. Pero usted sabe más que yo de las promesas incumplidas, del apaleo de la repre, y del canto frustrado de su esquina pastabasera, de su cancha de fútbol y las tardes tristes, ociosas, peloteando. Usted lo vivió, lo supo o le contaron lo que ocurrió en su paisito. Por eso, usted sabe mejor que nadie que el sermón monaguillo de la derecha fue y será para el Chile pobre un epitafio de tumba.

No le ofrezco el cielo, porque sé que los ángeles le aburren. Tampoco un carrete interminable, porque el bolsillo roto de la izquierda no da para tanto. Tal vez, en esta carta, podamos imaginar un sitio digno donde respirar libertad, justicia y oportunidades sin besarle el culo a nadie. Quizás, soñar otro país, donde el reclutamiento sea voluntario, y usted no se sienta menos patriota por negarse a empuñar la criminalidad de esas armas. Sería un bello país, ¿no cree? Un largo país, como un gran pañuelo de alba cordillera para enjugarle al ayer la impunidad de sus lágrimas. Un hermoso país, como una inmensa sábana de sexo tierno que también sirva para secarle a usted su sudor de mochilero patiperro. ¿Qué me dice? Nos embarcamos en el sueño.

Pedro Lemebel

 



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