¡Feliz domingo para toditos! 
Aprovecho estas horas de estar sola en casa ¡aleluya! en este tranquilo – hasta ahora – domingo, para abrir el pc a hora desusada y escribir solo por escribir en este portal. Diversos motivos han alejado a los pocos parroquianos que conservaba el lugar y eso lo convierte en un sitio diferente, libre de trabas aunque respetando las reglas creadas por su administradora, Anny.
Con la última cerveza helada junto a este aparato, vengo a monologar sobre la curiosa operación regresiva en la memoria de los mayores (tuve que reemplazar la palabra anciano, pues huele a apolillado, decrépito, añejo, tembleque, con los sesos anquilosados, etc. y también a verdad, esa palabra cruel).
Anoche, mientras me preparaba a dormir, luego de leer una buena mitad d un libro, apareció la primera estrofa de una cancioncita infantil. Ya había insertado aquí otra de ellas hace un tiempo. O sea, asuntos olvidados desde la infancia, vuelven a aparecer de la nada. Suena a cuenta regresiva, porque la primera de ellas “Sur le pont d'Avignon on y danse, on y danse” la cantaba mi madre que estudió con monjas francesas , nunca la olvidé. También aparecen de repente palabras en alemán, larguísimo tiempo olvidadas. Imagino que es rutina de la demencia senil eso de recordar asuntos ya sepultados. Se explica entonces que algunos enfermos de alzheimer olviden a sus hijos y parientes y reconozcan en cambio a simples conocidos al pasar. También podría ser síntoma de rigidez cognitiva, incapacidad para aprender cosas nuevas.
Bueno, dejo estas disquisiciones a un lado porque la cervecita se ha acabado, yo no he almorzado y el estómago ha reclamado.
Hasta pronto