Mi experiencia personal.
J, el párroco de mi iglesia, de mi comunidad, ( disfruto sentirme parte de ellos)
Comenzó diciendo, "..hoy vamos a leer el evangelio de marcos, ufff , seguro que ya os lo sabéis de memoria, os es muy conocido, pero, vamos a leerlo y vamos a ver qué nos dice a cada uno."
Reflejo esa introducción de J. porque , curiosamente me parecía no haberlo escuchado nunca. Lo había oído cien mil veces, tantas como hubiera ido a misa en ese tiempo en que se lee ese evangelio. Pero de pronto, la lectura, así como el comentario previo de J., ( siempre tan agudo, siempre dando en la diana), sobre el MIEDO, ese sentimiento, emoción, sensación, ese incluso acto que es el MIEDO, volvía a ser el protagonista.
Los apóstoles estaban alarmados, gritaban asustados y NO ENTENDÍAN no entendían qué pasaba , cuando todo parecía estar calmo, en una tarde que se preveía apacible, y menos entendían a ese JESUS que dormía plácidamente en medio de la agitación y la tormenta.
Yo, como dije arriba, lo escuché y quizá entendí por primera vez, ví como hablaba de mí y vi también una curiosa casualidad.
Hace un tiempo, apenas un mes, estuve en un largo viaje, en méxico. Quien iba a decirme que allá iba a encontrarme con alguien que , curiosamente, decide desnudarse frente a mí y casi sin venir a cuento me habla de una crisis de la que apenas recién salía.
Me puso un ejemplo, un ejemplo que él imaginó y que le hizo dar el paso. El se veía como si estuviera en una orilla de un río que se le antojaba muy caudaloso , bravío y traicionero. Llevaba tiempo allí, y no sabía qué esperaba, se entretenía, miraba a un lado y otro, esperaba quizá que alguien le ayudara, que alguien le tirara una soga, que alguien le prestara una barca, un flotador, que alguien decidiera acompañarlo por si le fallaban las fuerzas..
Por otro lado, allá, en la otra orilla tampoco sabía qué le esperaba, tampoco sabía qué tanto mejor sería, sin embargo él se veía allí y se veía sintiendo con toda claridad que debía cruzar ese río e ir a la otra orilla.
Llevaba mucho tiempo hasta que alguien le dijo. No sigas perdiendo el tiempo, tú , solo tú puedes y has de cruzar ese río, cómo???, con lo que tengas , con los recursos de que te hayas provisto en la vida, con lo que sea o ... con nada, pero tú solo has de cruzarlo, nadie lo va a hacer por ti.
Y de una vez , muerto de miedo, se metió en ese río ,se mojó y por fin había pasado a la otra orilla. Se sentía aún mojado, empapado, muerto de frío, tiritando y sin saber para donde tirar, pero…… había cruzado y eso le hacía sentir bien, le daba serenidad, alegría, empuje, fuerza. Aunque tenía de vez en cuando tiritonas, se había quedado en medio del río con la mitad de recursos, y sentía el agotamiento del esfuerzo, pero también sentía con nueva energía, porque al final lo hizo él, él solo. La única forma en que se podía cruzar ese río era sólo. Lo había descubierto un día en que andaba destrozado, encabronado y triste al mismo tiempo y de pronto en su caminar errático vio la puerta de una pequeña iglesia y entró, y allí sólo comprendió que ya no podía esperar más nada, sólo ponerse en manos de Dios y decidirse a cruzar.
(Ésta experiencia contada por este amigo ha sido luego muy importante para mí)
Curiosamente hoy el Evangelio me trajo esa historia que me impactó tanto, me impactó porque esa persona que apenas conocía sintió la confianza y quien sabe qué oportunidad de contarme esa parte tan importante e íntima de su vida.
Para mí, eso es lo que yo voy muchas veces a hacer cuando asisto a la celebración de esa mi iglesia, mi comunidad, voy asustada, alarmada por la tormenta, porque veo la barca zozobrar , veo que no tengo esa cuerda que es la comunicación con Jesús y que me llevaría a la otra orilla sin que me hunda en el camino. Llego allí alterada `por los sucesos de mi vida y me encuentro a C., a P., a J., a .... tantos que nos dicen que qué pintamos allí cada domingo en la Iglesia si luego a las concentraciones para reclamar los derechos de los débiles nos juntamos cuatro gatos, que qué hacemos allí los domingos si en la Cañada sigue habiendo niños viviendo entre ratas y jeringuillas y si sigue habiendo desalojos de familias indigentes y si podemos contemplar videos donde apalean a un sin papeles y no somos capaces de salir con esa indignación a la calle a reclamar que los que están encargados de cuidar de la seguridad hagan su trabajo en lugar de atentar contra los derechos de las personas, porque esas personas, ésa persona apaleada, es mi prójimo, …..
Y de pronto me están diciendo, CÁLMATE, cuál tormenta?????, de qué hablas????,. No pasa nada en tu vida, tú tira para adelante y cruza de una puñetera vez porque donde tienes que estar es en la otra orilla, es allí , donde está Jesús, en todos y cada uno de esas víctimas de la injusticia.
No rezongues, no veas que otros están muy bien, y tú estás vapuleada, porque ésos que tú ves tan bien, tan contentos con su vida, es porque siguen estando de donde tú vienes y muy lejos del río, ésos no tienen ni intención de cruzar,
Olvídate de esos paseantes que disfrutan de la pradera, tú si estás mirando al río es porque ya estás encima, porque ya has llegado ahí y ahora no te toca otra.... CRUZAAAAAAAAAAAA!, mójate, pierde el miedo, no pasa nada, te mojarás, tendrás frío, te sentirás sólo pero y qué!!!!!, ése es tu camino. No lo demores más.
Ellos, esos fieles y esos ministros de la iglesias ( servidores de la comunidad), son los portavoces de esa comunicación qu yo a veces siento perdida.