Por primera vez leo en estas comus ( porque el campo de la literatura científica como de evasión es mucho más amplio) que también se trata de recibir y es que…, la mayoría de los escritos que circúlan por lo general son bellos pero muy parciales .
A veces no tenemos la generosidad o la inquietud suficiente para dar lo que alguien necesita , pero tenemos, nuestro cerebro, nuestro ego tiene esos mecanismos tan sutiles como fantásticos que nos permiten sentirnos igual de bien , “viendo” como otros DAN, conceden, …. lo que nosotros no. En esos casos nos “identificamos” con el “personaje” generoso de la peli o del texto , en este caso , y cubrimos nuestra cuota.
Normalmente cuando “jugamos a”, siempre vamos de héroes, vamos de positivos, vamos de portadores de la paz, de la alegría, del ánimo, vamos de “alza”, y es que… “nos sentimos alzados”, es decir, por encima de. En la realidad de nada sirve dar si no hay quien reciba.
“las parejas de hoy en día no duran mucho…” …, ingenuamente, bondadosamente responsabilizan a la falta de tiempo. Y no estoy de acuerdo.
.- En cierta ocasión alguien mostró mucho interés en que leyera cierto libro que trata sobre la pareja, sobre el amor, y tantas cosas. Recuerdo haberme “alterado” en las primeras páginas por la introducción que hace. Luego reflexioné y concluí que en gran medida estuve “condicionada” por la biografía del autor. Su pertenencia a determinada sociedad religiosa que, sin ser , como casi todas las ideologías, mala en sí misma, sí servía de escudo a algunos miembros, mentes calenturientas y con demasiadas convicciones fanáticas que , por supuesto, se saltaban a la torera en cuanto “su” historia personal lo necesitaba.
Una vez “metidos en harina”, comprobé con sumo entusiasmo que compartía el contenido del estudio y análisis de los distintos parámetros que tenían influencia en el amor de pareja, en la pareja en sí. Compartía el espíritu de tal forma como estoy segura no lo harían la mayoría de sus adeptos. Por qué adopto este antipático rasgo de “superado”,… , por los hechos, los contundentes, `persistentes, y omnipresentes hechos.
.- Por circunstancias equis he tenido ocasión o responsabilidad de “conversar” con mas de una pareja, matrimonios algunos, y .. al margen de que mi función no fuera dirigir sino abrir interrgantes, no pude evitar observar entonces y seguir observando con el tiempo algo que tenían en común.
Una parte y la otra se quejaban y acusaban mutuamente y ambas partes decían encontrar en “otros” aquello que le negaba su pareja , a quien , por supuesto, consideraban “carentes” de esas virtudes que con tanta claridad percibían en esos “otros”.
Con el tiempo y “buena sincera voluntad” ( ufffff ésa es.. si no la fórmula mágica que no me gusta eso, sí un componente imprescindible), se llegaba a ver cómo cada uno de ellos también “daba” a esos “otros”, lo que no daban a su pareja, concedían a esos otros una paciencia, un interés, una apertura de comunicación , una persistencia, una oportunidad, que negaban a su pareja (matrimonio o no).
Costaba especialmente reconocer que tal vez no era tan cierto el que ya lo habían intentado tan intensa y con tan buena voluntad “en casa"
No se trataba de que no tuvieran derecho a “rehacer” su vida, si su conciencia y su voluntad así lo requerían , se trataba de no volver a autoengañarse, asumir que era una “opción personal”, una decisión , un decir, ésto lo suelto y ahora agarro esto otro. Pero.. estoy diciendo “esto”, y ´ésto hace referencia a cosas. “Cosas”, era otra de las claves, habían “cosificado” a su pareja mientras concedían la entidad de “persona” a esos otros a los que ahora querían acceder.
.- “Para ganarte un corazón dulce necesitas una dosis de la vieja caballerosidad”
Es , como siempre, algo más que una frase bonita a la que asentir, hay que ver si es así que hacemos en nuestra vida. Muchos de esos casos en crisis, observaban en ese "nuevo otro" ese corazón dulce que anhelaban , sin reconocer que habían perdido hacía tiempo su caballerosidad , incluso sin reconocer que habían adoptado actitudes muy lejanas a la caballerosidad.
Por otro lado a esos corazones ahora dulces para alguien caballeroso, les costaba reconocer que habían dejado, si es que alguna vez lo fueron , al menos con tanta intensidad, tan dulces tan volcados en mostrar sus atractivas virtudes con su pareja en crisis. Claro que sus respectivas parejas estaban llenas de defectos, y por qué se hicieron entonces pareja??.
.- Por qué decía antes que no compartía la opinión de que las parejas de antes fueran mejores o más duraderas que las de ahora . Bueno duraderas frente a la sociedad es evidente que sí, pero me refiero a “conservar” lo que verdaderamente les convierte en pareja. Antes como ahora hubo como hay y habrá gentes que “optamos” por una convivencia en pareja “para siempre” como se suele decir, o… decidan eso tan socorrido de hasta que dure, se acabó el amor….
La condena social que existió hasta hace un tiempo, “obligaba” desgraciada y afortunadamente a replantearse “las crisis”.
Desgraciada porque a veces no tenían los recursos para ayudarse a superarlas y porque evidentemente hay grandes errores y engaños y abusos, maltratos, en muchas de las parejas formadas, y afortunada porque la dificultad para la ruptura de derecho, permitió a muchos redescubrir a su pareja. Consiguieron hacer con su pareja lo que ahora por lo general deciden hacer con el nuevo otro, es decir, darles oportunidad, comportarse tan dulce o tan caballerosamente, comunicarse, buscar la vuelta, la forma de llegar a ese fondo que con tanto empeño buscamos cuando queremos enamorar a un otro.
Y vuelve a tomar protagonismo algo que yo creo tenían estos viejitos de tan linda historia , que comparto, pero a lo que no se suele hacer referencia en los bellos escritos, donde “idealizamos” lo que es el amor y la pareja como si no fueran suficientemente bellos en sí mismos.
Hay mucho más de realismo para que la pareja se disfrute como un sueño y es la voluntad, la firme voluntad de luchar por esa unión que , supuestamente has pensado y reflexionado previamente por supuesto a hacer ningún proyecto. Firme voluntad de luchar no es algo feo si tú no lo conviertes en feo. Es lo que tenemos cuando volcamos todo nuestro esfuerzo por lograr una meta cualquiera en la vida, lo hacemos para obtener títulos, valores materiales.., cómo no va a merecer la pena cuando la meta es trascendente y trasciende a alguien más que a ti mismo
TalVez
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No hay necesidad de apagar la luz del prójimo para que la nuestra brille” (BARUCH).
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