Poesía - Casa de Oración
Sencillo recinto, algunos asientos, unos instrumentos, nada de esplendor; Solo cuando ingresan los santos de Cristo, es templo sagrado donde vive Dios.
Sobre la cabeza de los congregados desciende sublime la paz del Señor, El que los habita y quien los visita es el Ser Supremo, quien los convocó
Sencillo recinto, pocos elementos, algunas personas buscan comunión; no los une el rito, los une la gracia, … y el mismo milagro vuelve a repetirse al unir sus voces en las alabanzas, se impregna de gloria la casa de Dios.
Ester Otero de Tejerina
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