LEA: 1 Samuel 20:12-17
Y Jonatán… amaba [a David] como a sí mismo. —1 Samuel 20:17
Juan Crisóstomo (347–407) fue uno de los grandes predicadores de la iglesia primitiva. Recibió el nombre de Crisóstomo que significa «boca de oro» debido a sus elocuentes sermones.
He aquí una de sus profundas reflexiones en cuanto al valor de los amigos: «Tal es la amistad, que por medio de ella amamos los lugares y las estaciones; por cuanto, cuando… las flores dejan caer sus dulces hojas en la tierra a su alrededor, así los amigos imparten favor incluso en los lugares donde moran. Con amigos, incluso la pobreza es agradable… Mejor sería para nosotros que el sol se extinguiese a que estuviésemos sin amigos».
La historia de Jonatán y David ilustra el valor de la amistad. Aunque el demente rey Saúl estaba a la caza de David, éste último cobró ánimo de su amistad con el hijo de Saúl. «Y Jonatán… amaba [a David] como a sí mismo» (1 Samuel 20:17). Su relación se caracterizaba por la confianza, la comprensión y el aliento. Cuán difícil le hubiera sido a David resistir esta injusta persecución sin el alimento de la amistad basada en el Señor (v.42).
La antigua voz de Crisóstomo y el testimonio de David y Jonatán nos recuerdan la necesidad de alimentar las amistades que Dios nos ha dado.