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Conocer a Jesús es Todo
El diálogo con cientos de jóvenes y las numerosas cartas que constantemente recibo, cual dramáticos lamentos de almas angustiadas, es lo que me animó a escribir este libro. Trataré de expresar en las siguientes páginas aquello que trajo paz y alegría a mi corazón.
He llegado a la conclusión de que, por lo general, el joven cristiano no logra ser feliz porque no entiende quién es Jesús, ni lo que hizo por nosotros, ni cómo podemos andar con él. El joven sabe todo lo que debe y lo que no debe hacer, pero no alcanza a vivir a la altura de las normas que conoce. Vive angustiado por sus constantes errores. Hay una fuerza misteriosa en su interior que lo empuja a hacer todo aquello que no quiere hacer. Un fracaso sucede al otro y es, entonces, cuando aparece aquella voz mortificante que le dice: "No vales nada, nunca lo conseguirás. ¿Qué pretendes viviendo esta vida hipócrita que vives? Lo mejor que puedes hacer es dar rienda suelta a tus deseos".
¿Cuál es el final de esta historia? El joven se "libera" definitivamente, porque supone que es lo más honesto de su parte, en lugar de vivir lleno de frustraciones y fracasos, padeciendo la infelicidad de una vida sin sentido, sonriéndole a todo el mundo, pero llorando por dentro. Y lo peor de todo es que, con el tiempo, puede llegar a habituarse a ese tipo de vida, aceptándolo como normal. La voz de Dios puede extinguirse lentamente, quedando el joven perdido para siempre, aunque pertenezca a una Iglesia.
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