DESDE EL FONDO DEL POZO
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagozo; puso mis pies sobre roca, y enderezó mis pasos".
Salmos 40:1-2
Has estado alguna vez en el pozo de la desesperación? Todos tus esfuerzos humanos resultan inútiles. Cuando más intentas salir, más te hundes en el lodo. Es allí cuando experimentas el verdadero clamor. Ese que sigue sabiendo que sólo Dios puede librarte.
Un querido misionero, siendo apenas un jovencito, conoció de cerca el peligro de la muerte. Junto a un amiguito se encontraba en una playa de acantilados y no tuvieron mejor idea que trepar por uno desde la orilla del mar. Eran muy altos y empinados.
Más de lo que suponían y lo que parecía un juego se fue transformando en una pesadilla. Con lágrimas, este jovencito, le dijo al Señor a viva voz: "!Jesús, si tú me salvas, te serviré toda mi vida!". Con esfuerzo logró poner su rodilla sobre la cima y luego todo su cuerpo. No menos sencillo resultó el rescate de su amigo. Ambos se abrazaron y supieron que habían vuelto a nacer.
El pozo de la desesperación es el lugar donde tomas conciencia de que tú sólo no puedes salir.
Te mueves y te hundes, intentas salir, pero resulta peor. "Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor", dijo David. Allí está la clave para tu victoria. Clamar a Dios con todas tus fuerzas !porque Él te oirá!, y esperar pacientemente su respuesta. Porque Él no te va a fallar.
NO TE DESESPERES, SOLAMENTE CLAMA A ÉL
Dios te bendiga.
Con amor siempre, tu amiga.