Cambio de domicilio Un banco de Bringhamton (Nueva York) envió un ramo de flores a un banco de la competencia con motivo de la inauguración de sus nuevas instalaciones. Por una confusión, la tarjeta que acompañaba las flores decía: «Nuestras más sinceras condolencias». Poco después, la florista que había cometido el error llamó al banco para ofrecer sus disculpas. Lo que más le preocupaba, agregó la muchacha, era que el otro ramo, enviado a un funeral, llevaba el saludo destinado originalmente al banco: «Felicitaciones por su nuevo domicilio». Para el cristiano, morir es como mudarse a una vivienda mejor. Estar con Jesús en un lugar hermoso, dejar atrás pesares y dolores y reencontrarse con sus seres queridos. Debe ser causa de esperanza, no de temor. Así pues, al creyente que fallece podemos sin duda felicitarlo por su cambio de domicilio. Cómo será Desembarcar y encontrarse en el Cielo. Asir una mano y descubrir que es la de Dios. Respirar un aire desconocido y comprender que es celestial. Sentir renovadas fuerzas y descubrir que se ha adquirido la inmortalidad. Pasar de la tempestad a una calma incesante. Despertar y hallarse en casa. Robert E. Selle Prepararse para el Cielo ¿Esperas con ilusión el lugar que tienes preparado en el Cielo? ¿Sabes que irás allí cuando mueras y te sientes a gusto al pensarlo? ¿Estás tranquilo ante la idea de marcharte cuando te llegue la hora de partir, porque sabes que contemplarás a Jesús cara a cara y Él te recibirá con un abrazo diciéndote: «¡Bienvenido a casa!»? Espero que sea así. Si no, ¡puedes prepararte ahora mismo! Haz una oración humilde y sincera con palabras que te salgan del alma. Pide a Jesús que entre en tu vida, ¡y lo hará! ¡Así de fácil! Perdonará todo pecado, y cuanto se interponga entre Él y tú. Espiritualmente, te abrazará y te dirá palabras tranquilizadoras asegurándote que estarán juntos por la eternidad. Jesús no se olvida de los Suyos. Si le abres el corazón, Él te acompañará hasta la hora de la muerte. ¡Y aun después, porque te ama mucho! Murió por amor a ti y quiere brindarte paz y felicidad a cada instante, incluso cuando te halles en el umbral de la otra vida. Quiere acompañarte en ese momento, sostenerte espiritualmente la mano y ayudarte en la transición. Así pues, no te preocupes; Jesús te ha preparado el camino. Cuando llegues al Cielo, Él estará presente para recibirte. Jesús te ama y murió a fin de que pudieras ir a la Patria Celestial. Te tiene preparado allí un lugar espléndido donde estarás con Él eternamente. Al despuntar el alba dejaremos todo dolor y pena terrenal. En el mañana de Dios no habrá ya muerte. ¡La noche oscura muy lejos quedará! Aunque en las tinieblas se hundiese mi alma, me elevaría raudamente hacia la luz perfecta. Si he vivido tanto tiempo entre las estrellas, ¿cómo voy a temer la noche larga? Frase atribuida a un anciano astrónomo Para los que hemos puesto la confianza en Jesucristo, la muerte no es como un alguacil que nos lleva a rastras al tribunal. Más bien se asemeja a un sirviente que nos conduce a la presencia de un amoroso Señor. Haddon W. Robinson El padre del poeta inglés Robert Browning agonizaba. Contaba más de ochenta años. Su magnífico estado de ánimo alarmaba al médico que lo atendía. —¿Sabe él que se está muriendo? —preguntó el doctor a la hija en voz baja. El padre lo oyó y respondió con una sonrisa: —La muerte no es mi enemiga.