Salmo
¡OH Señor!, no te enojes con la brizna de hierba,
Mi nada no merece la indignación acerba
De un Dios...¿Es ley que emplees la flamígera espada
De tu resplandeciente Miguel contra mi nada?
Piedad para la oruga, Rey Manso de Judea;
Tú que jamás rompiste la caña ya cascada,
Tú que nunca apagaste la mecha que aún humea.
_Amado Nervo