
"Con la meditación y la oración aprendemos a comulgar con las regiones superiores, a proyectar hacia el Cielo la parte más sutil de nuestra alma, para que a su regreso nos aporte elementos nuevos, más espirituales, que no poseíamos. Así, en vez de repetir eternamente las mismas faltas, los mismos comportamientos erróneos o la misma mediocridad, lograremos superarnos. Si los animales evolucionan muy poco, es debido a que se hallan privados de esta facultad de proyección que poseen los humanos. Desde hace miles de años se reproducen siempre de manera idéntica a sí mismos, y si evolucionan, es principalmente gracias a su contacto con el hombre. Mientras que el ser humano, que tiene poder para proyectarse hacia las regiones divinas, atrae sobre sí elementos más puros, más luminosos, y es así como consigue superarse, crearse a sí mismo, realizar obras grandiosas. A esto se llama evolución."
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