La vida es sin ninguna duda, una calle por la que todo ser vivo circula siguiendo siempre una misma dirección. La que sigue el camino evolutivo que todos recorremos a través de nuestras vivencias y en la que cada paso que damos es irreversible, sin que haya la más mínima posibilidad de dar vuelta atrás. Todo cuanto existe, sigue este camino de sentido único que tiende a elevarse a niveles superiores obedeciendo con ello a una Ley del Creador. El Universo entero sigue esa tendencia ascendente en el sentido de la superación, mientras se dirige hacia la Esencia Superior.