"Se define al principio masculino como activo, y al principio femenino como pasivo. Pero la pasividad no juega un papel menos importante que la actividad, porque si el principio masculino aporta el contenido, el principio femenino aporta el continente, la forma, y la forma está dotada de un formidable poder de atracción. Se define el principio femenino como pasivo, para oponerlo al principio masculino, activo. Pero decir que es pasivo no significa que sea inactivo: ejerce una acción, y esta acción, que toma la apariencia de la pasividad, es extremadamente eficaz. En vez de proyectarse hacia adelante como el principio masculino, el principio femenino atrae hacia sí. Ésta es su actividad, y aquél que no tenga una resistencia verdadera para oponerse a ella será absorbido. La actividad masculina es más visible, pero no es más poderosa. Puede decirse que ser activo es ir desde el centro hacia la periferia, y ser pasivo, es atraer los elementos de la periferia hacia el centro. E incluso si esta atracción no es muy visible, es muy real y activa."